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Las motos, más limpias que los coches

La Asociación de Constructores Europeos de Motocicletas (ACEM) quiere trabajar para reducir significativamente las emisiones de dióxido de carbono. Al mismo tiempo, se quiere garantizar el empleo, proteger el medio ambiente y fomentar el crecimiento económico. Dado que el desarrollo de las motos eléctricas aún está en pañales, los fabricantes también confían en un mayor desarrollo y uso del e-combustible.

Los fabricantes organizados en la asociación se han pronunciado a favor de fabricar vehículos de dos, tres y cuatro ruedas de la categoría L de forma más sostenible de aquí a 2050. Esta es la reacción de la asociación a los planes de la UE de exigir más respeto por el medio ambiente a los turismos y vehículos comerciales ligeros de aquí a 2035. Es sólo cuestión de tiempo que esto se exija también a las motocicletas. Para anticiparse, la asociación ha publicado un libro blanco con objetivos respetuosos con el medio ambiente.


En general, las motos emiten menos CO2 que otros vehículos. De media, una moto Euroclase 5 emite un 25% menos que un vehículo diésel de la Clase 6, y la diferencia es aún mayor si se compara con un motor de gasolina: se puede ahorrar todo un 31% al cambiar a una moto. Desde la introducción de la Euroclase 0, las motos han reducido sus emisiones contaminantes hasta en un 94% hasta la Euroclase 3. Cuando se introdujo la clase 4, fue otro 25%. Además, el número de vehículos de dos ruedas es mucho menor que el de turismos y sólo representan alrededor del dos por ciento del volumen total de tráfico. Las emisiones de C02 de las motos son, por tanto, de sólo 0,3 toneladas, mientras que ascienden a 2 toneladas anuales en el caso de los turismos. 


De aquí a 2030, la asociación también espera un aumento significativo de los propulsores eléctricos para motos, que aún no están suficientemente disponibles en la actualidad o que existen pero todavía no son viables a corto plazo. Según los fabricantes, esto debería haber cambiado fundamentalmente en 2030. Para lograrlo, existe un programa de tres puntos: en primer lugar, la combinación de la tecnología de baterías y los combustibles líquidos bajos en carbono; en segundo lugar, el abandono de la política ideológica en favor de un enfoque científico para resolver el problema; y en tercer lugar, un aumento significativo del número de estaciones de recarga, de modo que también se garantice la infraestructura adecuada en toda la UE. La asociación confía así en el desarrollo ulterior de la tecnología. Sin embargo, no es seguro que la tecnología pueda seguir siempre el ritmo de las exigencias de la política climática, por lo que tendremos que confiar durante bastante tiempo en las zonas medioambientales para alcanzar los objetivos climáticos.