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EE.UU. planea una revolución del coche eléctrico

El nuevo Presidente de Estados Unidos ha anunciado una nueva era para los fabricantes de automóviles estadounidenses. Está plenamente comprometido con la conversión a los coches eléctricos. Sin embargo, a diferencia de la UE, no quiere iniciarla con prohibiciones de circulación para los motores de combustión interna, sino fomentar los coches eléctricos mediante subvenciones e incentivos.

El 46º Presidente de EE.UU., Joe Biden, ya ha puesto muchas cosas en marcha en sus primeros días tras asumir el cargo. Muchas cosas van a cambiar también en las carreteras estadounidenses. Biden planea una revolución del coche eléctrico tanto en el sector público como en el privado. Se centrará en la innovación técnica y la ampliación de la infraestructura, pero también en las subvenciones públicas como incentivo para los compradores.

La empresa automovilística estadounidense Tesla va muy por delante en la fabricación de coches eléctricos. Pero General Motors y Ford también se están centrando cada vez más en los coches eléctricos. Ahora el Estado quiere volver a subvencionar la compra de e-cars para promover el mercado y dar así a las empresas más incentivos para avanzar en la tecnología. El Presidente también quiere invertir unos 5.000 millones de dólares (unos 4.100 millones de euros) en el desarrollo de baterías y sistemas de almacenamiento de energía. Esto debería mejorar la autonomía de los coches eléctricos, aún criticada con frecuencia.

También se quiere mejorar la estructura de recarga: De aquí a 2030 se instalarán medio millón de puntos de recarga en todo el país. Esto no sólo permitirá circular por las ciudades, sino también viajar con un coche eléctrico de una aglomeración urbana a otra. Hasta ahora, empresas como Tesla tenían que ampliar su estructura de recarga corriendo con los gastos.

El nuevo presidente demócrata también quiere cambiar al coche eléctrico en el sector público. Los vehículos estatales se electrificarán por completo con una inversión de 400.000 millones de dólares. El medio millón de autobuses escolares del país también serán completamente eléctricos en 2030.

En este concepto global, el planteamiento de prohibir la circulación está completamente ausente. A diferencia de la UE, Biden no aboga por prohibiciones de circulación, sino por incentivos para que empresas y compradores fomenten el cambio a coches eléctricos. En la UE, cada vez se prohíben más vehículos de combustión interna en las ciudades. Con la nueva norma 7 sobre emisiones, prevista a partir de 2025, las normas para los fabricantes de automóviles son tan estrictas que, de hecho, ya no se pueden fabricar coches de combustión en la UE.

Queda por ver si el planteamiento estadounidense tendrá éxito. Lo que es seguro, sin embargo, es que el concepto de prohibición de la UE, con normas cada vez más estrictas y complicadas, causa cada vez más frustración entre los automovilistas europeos. Además, los gobiernos europeos carecen a menudo de una función ejemplarizante, ya que los vehículos diésel siguen siendo el vehículo preferido de los políticos alemanes, por ejemplo, pero también en los espacios públicos.