< Show all posts

Coches eléctricos: las emisiones de partículas son superiores a las de los motores de combustión interna

Los coches eléctricos producen casi tantas partículas como los motores de combustión y, sin embargo, no están regulados. Por tanto, el aumento de los coches eléctricos podría empeorar de nuevo la calidad del aire y provocar nuevas prohibiciones de circulación para los vehículos de combustión interna.

Se dice que los coches eléctricos prácticamente no emiten gases. Sin embargo, sólo están libres de gases de escape. Los vehículos siguen produciendo muchas partículas a través de las llamadas emisiones no procedentes del escape, es decir, partículas que no son causadas por el escape, sino por otras fuentes. Los neumáticos, los frenos y la abrasión de la carretera son los factores que más contribuyen a estas emisiones.

Por eso, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) pide ahora que se regulen también las emisiones de los coches eléctricos. Gracias a la normativa sobre motores de combustión, la contaminación por partículas en las ciudades europeas ha disminuido considerablemente en los últimos años. Los cálculos sobre los vehículos Euro6-temp, es decir, la última generación de motores de combustión interna, muestran lo reducida que se ha vuelto la proporción de emisiones procedentes de los motores de combustión interna: entre el 95% y el 98% de las emisiones primarias de PM10 y entre el 88% y el 96% de las emisiones primarias de PM2,5 se deben a emisiones no procedentes de los gases de escape. A partir de 2035, las emisiones no procedentes de los gases de escape de todo el parque de vehículos serán probablemente superiores a las emisiones de los motores.

Para 2050, se espera que el transporte de pasajeros se duplique con creces. Aunque entonces circulen sobre todo coches eléctricos, la abrasión tendrá graves consecuencias para la contaminación por partículas en las zonas urbanas. Además, los vehículos de batería suelen ser más pesados que los coches con motor de combustión y, por tanto, sufren una mayor abrasión en los neumáticos, los frenos y la carretera. Aunque los vehículos eléctricos ligeros siguen teniendo menos emisiones no procedentes de los gases de escape que los vehículos de combustión interna, los vehículos eléctricos pesados pueden causar entre un tres y un ocho por ciento más de emisiones. Por ello, la OCDE prevé que las emisiones no procedentes de los gases de escape aumenten un 53,5% hasta alcanzar 1,3 megatoneladas en 2030.

Por tanto, para las zonas medioambientales de las ciudades europeas también es necesaria una regulación de los coches eléctricos que permita identificar como tales a los contaminadores del aire. De lo contrario, si la contaminación por partículas vuelve a aumentar en los próximos años, lo hará sobre todo la prohibición de circular con diésel y la ampliación de las normas para los coches de gasolina.