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El efecto Habana perjudica al medio ambiente

Los alemanes no quieren renunciar a sus coches ni mucho menos, pero se decantan por los usados a la hora de comprar nuevos. Aunque a primera vista resulta más barato para los ciudadanos, el previsible auge de los coches usados podría perjudicar aún más al medio ambiente.

Cuando se habla de Cuba, a menudo vienen a la mente calles coloridas y coches americanos de época. Aunque quizá sean positivos para el turismo, los viejos coches usados que circulan por las carreteras son una señal del embargo y de la incapacidad de adaptarse a la nueva industria automovilística. Tras años de pandemia mundial y cambios en las políticas de transporte de muchos países, ahora podría ocurrir algo similar en Europa. Según los analistas, esto podría desencadenar el llamado "efecto Habana", en el que la gente empezará a comprar en masa coches usados en lugar de nuevos y caros. 

Los propietarios están tan acostumbrados a sus vehículos de gasolina y gasóleo que no quieren renunciar a ellos. También en términos de precio, muchos conductores siguen creyendo que sus coches viejos o un coche usado "nuevo" son mucho más baratos que comprar un coche eléctrico. Si éstos no se vuelven más atractivos y, sobre todo, más baratos, la gente intentará utilizar sus coches hasta el final. Junto con otros factores, esta tendencia podría provocar un auge de los coches usados en la UE.   

Esto no sólo significaría que aumentaría el número de coches usados en circulación, sino también la demanda de vehículos usados. El efecto habano también señalaría que los viejos motores de combustión -a pesar de la caída del kilometraje- duran cada vez más. Aunque en general se consideran más baratos que los coches eléctricos, el aumento de la demanda de coches usados provocará subidas de precios en el mercado. Los precios ya están subiendo más rápido que los de los coches nuevos. Los datos de la plataforma de coches usados Cavago muestran que los precios de los coches usados en Alemania para vehículos con una antigüedad mínima máxima de cinco años han subido un 18,5% en comparación con el año anterior. Los precios de los coches con una antigüedad máxima de diez años también han subido un 21%.  

Jakub Šulta, director general de Carvago, también explica el aumento de los precios de los coches usados por la falta de peso en el mercado. "Lo que estamos experimentando actualmente sigue sugiriendo que las empresas fabricantes son incapaces de satisfacer la demanda existente", afirma Šulta. Según el director general, la falta de materiales utilizados en la fabricación de automóviles y las interrupciones en la cadena de suministro internacional también son razones que explican el aumento de la tasa de compra de coches usados. El hecho de que muchas empresas se centren cada vez más sólo en segmentos automovilísticos más rentables refuerza aún más la preferencia por conservar el coche viejo el mayor tiempo posible o buscar coches usados jóvenes. 

Sin embargo, hay otros factores que también desempeñan un papel importante en el aumento de la edad media de los coches que circulan por las carreteras alemanas. Desde el inicio de la pandemia, cada vez más personas trabajan desde casa, de modo que ya no necesitan conducir para ir a la oficina. Al mismo tiempo, esta tendencia se ha visto alimentada por el aumento desorbitado de los precios del combustible. Como consecuencia, los alemanes utilizan cada vez menos sus coches, lo que provoca subidas de precio cuando se venden.  

El fin del motor de combustión a partir de 2035 también podría desencadenar el "efecto Habana". Quienes no puedan o no quieran comprarse un coche eléctrico seguirán utilizando sus motores de combustión. Aunque para ellos sea la opción más barata, el medio ambiente podría pagar el precio. Al fin y al cabo, los coches usados son más contaminantes que los nuevos. Pierden eficiencia energética y producen más emisiones por menos kilómetros recorridos. Por tanto, mantener el número actual de vehículos de combustión en las carreteras, a pesar de la entrada en vigor del reglamento, sólo podría tener un impacto marginal.   

Si el "efecto Habana" se materializa y cada vez circulan más coches usados antiguos, la futura introducción de nuevas zonas medioambientales y el endurecimiento de las existentes podría restringir el acceso de los automovilistas a muchas zonas. Cualquiera que siga conduciendo un coche usado viejo pronto podría dejar de estar autorizado a circular por muchas ciudades europeas debido a sus emisiones contaminantes.