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La prima por desguace de camiones no ayuda al medio ambiente

Quería ser tan respetuoso con el clima: Pero la prima que el Ministro Federal de Transportes, Andreas Scheuer, prometió y pagó por la compra de un camión nuevo no tiene ningún efecto positivo real sobre el clima. Los críticos se quejan de que ese dinero podría haberse invertido mejor en la protección del clima.

El plan: los camiones pesados antiguos con un peso bruto superior a 7,5 toneladas deben sustituirse por modelos más nuevos que quemen menos sustancias nocivas para el clima durante la propulsión. En concreto, esto significa la retirada progresiva de todos los camiones de clase Euro 5 o inferior. Quien quisiera modernizar su flota de camiones podría contar así con una prima de 15.000 euros por vehículo. Pero aunque los vehículos diésel más limpios contaminan el aire menos que sus predecesores, la Euroclase VI es obligatoria para los vehículos nuevos desde 2014. Por tanto, los propietarios de flotas de vehículos sustituyeron principalmente vehículos que pronto tendrían que ser sustituidos de todos modos.

Habría habido subvenciones para otros tipos de propulsión, pero para los camiones de más de 7,5 toneladas simplemente no hay todavía modelos de propulsión eléctrica. Daimler no tiene previsto fabricar en serie el primer modelo con propulsión eléctrica hasta otoño. Ya se ha pagado un total de casi 63 millones en subvenciones. Hasta el 1 de julio de este año se habían subvencionado 4.748 camiones, pero todos ellos funcionan con gasóleo, además de los 192 vehículos de gas subvencionados. El ministerio de Scheuer contraataca: Todos estos camiones nuevos funcionan con neumáticos poco abrasivos, responsables de gran parte de la contaminación, sobre todo en el caso de los vehículos eléctricos, más respetuosos con el medio ambiente.

Los Verdes consideran que el proyecto no fomenta la protección del clima, sino la industria del camión, por lo que acusan al ministro Scheuer de hacer política clientelista. Aunque hay más camiones limpios en la carretera, siguen funcionando con combustibles fósiles. Esta es precisamente la crítica: en lugar de invertir en tecnologías que realmente tienen un futuro prometedor, se vuelve a apoyar a los viejos motores de combustión. A la vista de la exigencia de la UE de reducir en un tercio las emisiones contaminantes de los coches nuevos para 2030, no se trata desde luego de una crítica injustificada. A ello se añade el plan del Gobierno alemán de aumentar en un tercio la cuota de vehículos eléctricos para 2030. Alcanzar estos objetivos exigirá sin duda proyectos de mayor envergadura que la simple sustitución de un motor de combustión por otro.