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Insuficiente transporte eléctrico de mercancías en Alemania

El transporte de mercancías en Alemania sigue realizándose a menudo con locomotoras diésel que dañan el clima. Esto va a cambiar en el futuro: Las viejas locomotoras diésel serán sustituidas por otras más respetuosas con el medio ambiente.

En Alemania, alrededor del 61% de las líneas ferroviarias están electrificadas. Esto sitúa a Alemania por encima de la media de la UE (54%), pero muy por detrás de Suiza (100%), Austria (70%) y Suecia (76%). Los principales beneficiarios de la electrificación son los servicios de larga distancia, el 98% de los cuales están electrificados. La situación es completamente diferente en el transporte local (64%) y el transporte de mercancías (90%). Esto se debe principalmente a que los ramales que suelen utilizar el transporte de cercanías y de mercancías aún no están equipados con líneas aéreas. Esto se debe, entre otras cosas, a los elevados costes. Instalar una línea aérea cuesta entre uno y dos millones de euros por kilómetro, y en terrenos difíciles, como paisajes montañosos o zonas densamente pobladas, es probable que los costes sean aún mayores. Por otra parte, las subvenciones se conceden más rápidamente a las líneas en las que se transporta un gran número de pasajeros en lugar de mercancías.

El ferrocarril se ha fijado ahora el objetivo de utilizar más locomotoras híbridas. La ventaja: una locomotora puede utilizarse en muchas rutas si puede funcionar tanto con gasóleo como con electricidad. La variante eléctrica es especialmente ventajosa para maniobrar vagones y para distancias cortas, ya que arrancar y acelerar requiere menos tiempo, dinero y energía. Por otra parte, la compra de locomotoras de doble potencia permitiría prescindir de las sucias locomotoras diésel, cuyo trabajo sería realizado por las nuevas locomotoras. En la actualidad, 900 locomotoras diésel siguen circulando por los raíles alemanes. Por ello, la filial ferroviaria DB Cargo ha encargado a Siemens 400 locomotoras híbridas, que se entregarán a partir de 2023. Las locomotoras diésel restantes se irán retirando gradualmente en los próximos diez a veinte años.

Esto parece casi demasiado tiempo, ya que los objetivos climáticos de Alemania son ambiciosos: los gases de efecto invernadero deben reducirse un 55% para 2030. Para alcanzar este objetivo y conseguir que el transporte ferroviario sea neutro para el clima en 2040, el transporte ferroviario tendría que pasar del diésel a la electricidad procedente de líneas aéreas mucho más rápidamente. Además, habría que reactivar las líneas en desuso para transportar más mercancías por ferrocarril y más personas en coche. Esta es la única forma de liberar a las ciudades del tráfico de camiones y de innumerables automóviles.