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El pionero del coche eléctrico flaquea en la recarga

En Noruega se vendieron el año pasado más coches eléctricos que de combustión. El país está muy por delante en una comparación internacional. El éxito radica en los privilegios. Pero hay problemas con la infraestructura de recarga.

En 2020 se matricularon 76.800 coches eléctricos en Noruega. Esto corresponde a una cuota del 54,3%. Es la primera vez que un país alcanza la marca del 50% en nuevas matriculaciones de coches eléctricos. Además, el 98% de la energía para los coches procede de fuentes renovables, como la eólica y la hidroeléctrica. Así pues, los noruegos sí que viajan en verde.

Sin embargo, todavía hay relativamente pocas estaciones de recarga en Noruega, sobre todo en las zonas rurales. Mientras que en Noruega hay unos 23 coches eléctricos por punto de recarga, en Alemania sólo hay unos 9 coches eléctricos por punto de recarga. En general, esto no es un problema en este país escasamente poblado. Pero en algunas zonas, como Trysil, la estación de esquí más popular del país, puede convertirse en un problema. Las dos estaciones de carga existentes en el tranquilo pueblo son suficientes para los aproximadamente 6.000 habitantes. Pero cuando se llena de gente los fines de semana, se forman largas colas delante de las estaciones de carga. El problema es que a las empresas no les compensa construir estaciones de recarga donde sólo se utilizan esporádicamente. En Alemania, por ejemplo, hay relativamente pocas estaciones de recarga, sobre todo en las zonas rurales.

Entonces, ¿cómo es posible que Noruega esté tan adelantada en cuanto a vehículos eléctricos? Probablemente se deba a los muchos privilegios de que disfrutan los conductores de coches eléctricos. Por ejemplo, pueden utilizar los carriles bus y circular gratuitamente por las autopistas de peaje. También están exentos del impuesto de matriculación y no tienen que pagar derechos de importación. En la mayoría de las ciudades, el aparcamiento también es gratuito para ellos.

En otros países europeos también existen algunos privilegios, como el uso de carriles bus y el aparcamiento gratuito, así como subvenciones a la hora de comprar un coche eléctrico. Sin embargo, en Alemania, por ejemplo, más del 50% de la gente dice que no se imagina comprando un coche eléctrico.

¿Qué debe ocurrir en otros países para que la revolución del coche eléctrico siga ganando impulso? ¿Más privilegios o más estaciones de recarga? ¿O se trata de la mentalidad de la gente, que está aún más lejos de la movilidad ecológica que en Noruega, el país escandinavo pionero?

Es probable que las crecientes prohibiciones de los vehículos de combustión interna en las zonas de bajas emisiones de Europa desempeñen su papel en el cambio en los próximos años.