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Los objetivos climáticos, en peligro

Según algunos políticos, la política alemana de transportes debe cambiar radicalmente si se quieren alcanzar los objetivos climáticos fijados para 2030.

Alemania se considera una nación de conductores. Pero si nos atenemos a los planes del Partido Verde en el Bundestag, esta autoimagen es la raíz de todos los males. El Bundestag se encuentra actualmente en un acalorado debate sobre los planes del actual Gobierno de impulsar aún más la construcción de carreteras nacionales y subvencionarla con miles de millones de euros. Los Verdes, sin embargo, quieren impedirlo por todos los medios posibles y están poniendo en juego su propia agenda con vistas a las elecciones del año que viene. El hecho incontrovertible es que la República Federal de Alemania tendría que reducir sus emisiones en la friolera de un 40 % para alcanzar los objetivos climáticos fijados para 2030. Para muchos expertos independientes, se trata de la cuadratura del círculo, teniendo en cuenta que el Ministro de Transportes Scheuer (CDU) quiere seguir adelante con la ampliación de la red de carreteras de Alemania.
Un vistazo a las cifras desnudas ilustra la magnitud del problema. Desde 1994, la red de autopistas de Alemania ha pasado de unos 11.000 km a casi 13.000 km; la red ferroviaria de los Ferrocarriles Federales Alemanes, en cambio, se ha reducido de 41.000 a unos 33.000 km. Así pues, el a menudo invocado cambio de rumbo del transporte en este país ha sido hasta ahora un caballo bastante renqueante. Las cifras mencionadas muestran sin piedad lo que le falta al gobierno federal, además de valor. Un cambio de rumbo en el transporte pasa inevitablemente por invertir en infraestructuras. En otras palabras: ampliar la red ferroviaria y no la red de carreteras asfaltadas. La red alemana de autopistas, carreteras federales, estatales y comarcales es una de las más extensas y mejor desarrolladas de Europa (unos 230.000 km). 
Por tanto, un cambio ambicioso en la política de transportes tiene otro aspecto. El ministro de Transportes, Scheuer, insiste a menudo en que el objetivo es "sacar a la gente del automóvil y meterla en el ferrocarril". A la vista de las cifras mencionadas, se trata de otra frase vacía del Ministerio de Transportes alemán.

Sin embargo, el cálculo es sencillo: una red ferroviaria mejor desarrollada conlleva menos coches en las carreteras. A la inversa, esto significa menos zonas ecológicas / prohibiciones de conducir diesel para los consumidores europeos.  

Todos salimos ganando y, por supuesto, el clima también.