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Los fuegos artificiales de Nochevieja son una bomba de polvo fino

Debido a la prohibición de la venta de petardos y fuegos artificiales, la contaminación por polvo fino en Nochevieja será probablemente este año significativamente menor que en años anteriores. Las organizaciones ecologistas desearían una prohibición permanente para reducir las emisiones nocivas.

Cada año, los fuegos artificiales emiten al aire más de 2.000 toneladas de partículas. Esto representa aproximadamente el uno por ciento de la contaminación por polvo fino PM10 e incluso alrededor del dos por ciento de las emisiones de PM2,5 de todo un año. El 75% se genera en una sola noche: Nochevieja.

Este año, la Agencia Federal de Medio Ambiente parte de la base de que el aire en Año Nuevo será bastante más limpio que en años anteriores debido a la prohibición de la venta: "Por supuesto, cabe esperar una reducción considerable de la contaminación por partículas en Año Nuevo, ya que (...) casi no se encenderán fuegos artificiales", declaró el portavoz de la Agencia Federal de Medio Ambiente (UBA), Felix Poetschke.

Sin embargo, aún no se sabe con certeza cuántas menos partículas se emitirán realmente este año. Esto se debe también al hecho de que, aunque la venta está prohibida en Alemania, en muchos lugares sigue estando permitido encender fuegos artificiales en Nochevieja. Sólo en algunos lugares las autoridades han prohibido encender fuegos artificiales. El objetivo es evitar grandes aglomeraciones de gente, sobre todo en calles y puntos de encuentro muy concurridos.

Las organizaciones ecologistas llevan años pidiendo la prohibición general de los fuegos artificiales en Nochevieja. En vista de las crecientes exigencias de la industria automovilística para reducir las emisiones de partículas, esto tendría sentido. En lugar de permitir la quema incontrolada de fuegos artificiales de Nochevieja por particulares, las ciudades podrían organizar espectáculos pirotécnicos en lugares concretos. Esto ya ocurre en algunos países como Australia. En Europa, la venta de fuegos artificiales de Nochevieja a particulares está estrictamente regulada pero, en general, permitida.

Especialmente en lo que se refiere a las prohibiciones de circular con diésel que amenazan a las ciudades si la media anual de contaminación por polvo fino es demasiado alta, una reducción de la contaminación del 1 al 2% podría marcar una diferencia decisiva. Por tanto, una noche sin petardos podría ser un mal menor que un año sin tu coche diésel, que no cumple la norma Euro 6.