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La huelga de maquinistas perjudica la movilidad

La actual huelga de maquinistas ha paralizado casi por completo el transporte de pasajeros, y eso durante la temporada de vacaciones. Esto demuestra que no se puede confiar en las alternativas al coche.

La huelga de maquinistas está provocando retrasos y cancelaciones de trenes en toda Alemania. Desde ayer por la tarde, a las 19.00 horas, ya ha habido huelga en el transporte de mercancías, seguida del transporte de pasajeros a las 2.00 horas de esta mañana. En época de vacaciones, esto causa muchos problemas a los viajeros. Pero los viajeros que vienen de fuera de las ciudades o tienen que desplazarse entre ciudades también dependen en su mayoría del ferrocarril.

Aunque la huelga es un bien altamente democrático y los maquinistas tienen naturalmente derecho a ella como medio de presión, es perjudicial para la revolución de la movilidad. La situación desespera a muchos viajeros y demuestra que la decisión de coger el tren fue equivocada y que el coche propio es mucho más fiable. Los que han optado por un viaje en autocaravana en lugar del tren o los que se desplazan al trabajo en coche de empresa están ahora en clara ventaja.

Si miramos al futuro e imaginamos un mundo en el que cada vez haya más zonas y centros urbanos sin coches, ¿cómo podemos seguir reaccionando con flexibilidad ante huelgas ferroviarias u otros problemas con las alternativas de transporte? ¿Qué pasaría en caso de huelga en Berlín si la iniciativa "Volksentscheid Berlin autofrei" fuera ya una realidad y no se permitiera a la gente utilizar el coche en la ciudad?

De momento no hay forma de evitar el coche y es comprensible que mucha gente no quiera renunciar a él. En la transición de la movilidad, por tanto, no sólo hay que tener en cuenta el viaje diario al trabajo o de vacaciones, sino también las situaciones excepcionales en las que el coche sigue siendo el medio elegido.

¿Es posible esta seguridad sin coche? Si no se superan estos problemas, la revolución de la movilidad se limitará a sustituir los motores de combustión por coches eléctricos más silenciosos y limpios. Pero entonces la escena callejera seguirá dominada por los coches, sin que quede mucho espacio para parques y zonas de recreo.