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Zonas de bajas emisiones y normas de emisión: Perspectivas para 2023

Llega el nuevo año y con él muchas novedades para las zonas de bajas emisiones y la normativa que regula la correspondiente entrada de vehículos. También está en camino una nueva norma de emisiones de la UE que definirá las normas de emisiones para todas las nuevas matriculaciones en el futuro. ¿Será 2023 un buen año para que haya menos contaminantes en el tráfico? ¿O las nuevas normas no tendrán un impacto positivo real en el medio ambiente?

Actualmente hay más de 600 zonas de bajas emisiones en trece países europeos, 72 de ellas sólo en Alemania. Se prevé que cada año se añadan más zonas o normativas nuevas y más estrictas para reducir potencialmente la huella ambiental del sector del transporte. El año que viene, ciudades y municipios seguirán por este camino y reforzarán los controles de las emisiones de los motores de combustión, así como de los vehículos con sistemas de propulsión alternativos. 

Por lo que respecta a la zona de bajas emisiones y la norma de entrada, los cambios se están aplicando en Francia y España en particular. Mientras que el endurecimiento de la normativa para la zona de bajas emisiones de París se ha pospuesto hasta julio de 2023, el acceso a muchas otras zonas francesas se restringirá aún más en primavera. En Montpellier, todos los coches necesitarán una pegatina 4 para circular por la zona de bajas emisiones a partir de enero. Sólo los camiones, minibuses y autocares podrán seguir entrando con la pegatina 3. Por el contrario, en Niza se prohibirá la pegatina 4 a camiones y autobuses, y la pegatina 5 a furgonetas y turismos, una restricción de tráfico que, según las autoridades, no afectará a los vehículos de dos y tres ruedas, al menos al principio. Del mismo modo, los vehículos con pegatinas 4 y 5 tampoco podrán circular en Reims a partir de enero, a excepción de los vehículos de dos, tres y cuatro ruedas. Esto contrasta con lo previsto para la ciudad de Ruán. Allí, la prohibición de los vehículos con pegatina de clase 3, que se aplicará a partir de enero, se extenderá a los motorizados de dos, tres y cuatro ruedas a partir del 1 de septiembre de 2023. En Estrasburgo, todos los vehículos de la clase de emisiones 4 estarán incluso prohibidos en la zona medioambiental a partir del año que viene. También se endurecerá la normativa de la zona medioambiental de Toulouse, donde hasta ahora sólo los camiones y furgonetas estaban afectados por la prohibición de circular para los grupos de contaminantes 4 y 5. A partir de ahora, esta normativa se aplicará a todos los vehículos motorizados de dos, tres y cuatro ruedas a partir del 1 de septiembre de 2030. A partir de enero, esta normativa se aplicará a todas las categorías de vehículos. Sin embargo, los mayores cambios se producirán en las ciudades de Grenoble y Lyon. A lo largo del año habrá aquí dos zonas. A partir del próximo mes de julio, el tráfico dejará de estar regulado exclusivamente para camiones y furgonetas en Grenoble. Una zona adicional de bajas emisiones, más pequeña que la actual, prohibirá la entrada de coches sin pegatina 4. La ciudad de Lyon también creará una segunda zona medioambiental más amplia: Está previsto que esté lista el 1 de septiembre.  

En España también se ha tomado este año una decisión en favor del aire limpio. Todas las ciudades de más de 50.000 habitantes deben crear una denominada "Zona de Bajas Emisiones". En total, 149 ciudades españolas se ven afectadas por la medida y deberán continuar con la planificación de zonas de bajas emisiones el año que viene. Sin embargo, aunque la mayoría de ellas han presentado propuestas en el poco tiempo disponible, aún no se ha decidido nada. En cambio, la aplicación de los planes en algunos municipios situados en las inmediaciones de las grandes ciudades de Barcelona y Madrid está comparativamente avanzada. Es muy probable que en enero haya allí una zona basada en las restricciones de las dos metrópolis. Se trata, por ejemplo, de los municipios de San Cugat de Valles, Alcobendas y San Joan Despi. Ciudades más grandes como Ciudad Real y Algeciras también han anunciado la introducción de una zona de bajas emisiones. Así pues, es de esperar que el año que viene se produzca una auténtica avalancha de nuevas zonas de bajas emisiones en España. Y también habrá pronto cambios en las zonas medioambientales que ya están activas. En Madrid, por ejemplo, los vehículos sin pegatina española ya no podrán circular por la autovía de circunvalación M-30. Sólo podrán hacerlo los residentes en la zona medioambiental dentro de la autovía de circunvalación. Sólo los residentes en la zona medioambiental dentro de la M-30 podrán circular por ella aunque no tengan pegatina, pero sin acceder en este caso al resto de la zona.  

Otros países de la UE, como Dinamarca y Alemania, también prevén nuevas medidas para reducir las emisiones del tráfico el año que viene. A partir del 1 de julio de 2023, las furgonetas (N1) matriculadas por primera vez antes del 1 de septiembre de 2016 tendrán que matricularse para poder entrar legalmente en una zona danesa de bajas emisiones.  

En Múnich (Alemania), el área de la zona de bajas emisiones se ampliará a su vez a partir del próximo mes de febrero y se impondrán prohibiciones adicionales de circulación con diésel a los vehículos Euro 4.  

Más adelante, a partir de octubre de 2023, entrará en vigor incluso una prohibición de circulación más estricta para los vehículos Euro 5. En cambio, la introducción de una zona temporal en Bélgica, donde el establecimiento de una zona de protección contra las emisiones para toda Valonia estaba previsto para enero, se ha pospuesto hasta probablemente la primavera de 2024. En cambio, no hay noticias de la vecina Holanda sobre una normativa más estricta o una nueva zona medioambiental el año que viene. En cambio, cada vez está más cerca la fecha a partir de la cual los vehículos con motor de combustión estarán completamente prohibidos en las zonas medioambientales: La fecha límite prevista es el 1 de enero de 2025, cuando se verán afectadas las ciudades de Almere, Alphen am Rhein, Amersfoort, Apeldoorn, Assen, Deventer, Dordrecht, Ede, Enschede, Gouda, Haarlemmermeer, Heerlen, Hilversum, Hoorn, Nijmegen, Schiedam, Venlo, Zaanstad y Zwolle.  

Polonia también avanza en el tema de las zonas de bajas emisiones. En 2024 y 2026 se introducirán zonas de bajas emisiones en Varsovia y Cracovia. 

En la cumbre de la Unión Europea también están llegando nuevas normativas, aunque no entrarán en vigor directamente a partir de 2023. Se trata sobre todo de la adopción de la próxima norma sobre emisiones, largamente debatida, la llamada Euro7, destinada a fijar las futuras normas sobre emisiones. Se aplicará a turismos y furgonetas a partir de 2025 y a camiones y autobuses a partir de 2027. Según esta norma, todos los vehículos -incluidos los coches eléctricos o los vehículos con propulsores de pila de combustible- se dividirán en clases de emisiones más estrictas con el objetivo de reflejar mejor su estado de emisiones y, por tanto, tener bajo control diferentes gases de escape. Ya no son sólo los gases de escape del motor los afectados por la norma de emisiones más completa, sino también las partículas y los óxidos de nitrógeno procedentes del desgaste de los neumáticos y los frenos. Sin embargo, los valores límite fijados para ello son más bajos de lo esperado. Según los expertos medioambientales, son incluso "en algunos casos inferiores a la norma de emisiones Euro 6 vigente desde 2015". Por ejemplo, tanto los vehículos de gasolina como los diésel deben emitir un máximo de 60 miligramos de óxido de nitrógeno por kilómetro. No se trata de una reducción significativa de los valores, pero podría provocar un aumento de los precios de los vehículos. Como consecuencia de la aplicación de las futuras normas de emisiones, los coches nuevos costarán unos 150 euros más en el caso de los turismos y unos impresionantes 2700 euros más en el caso de los vehículos grandes.  

Una evolución indeseable para el mercado automovilístico, pero sobre todo para los futuros propietarios potenciales de vehículos, que plantea dudas sobre la eficacia de las medidas previstas a escala nacional y europea. ¿Hay posibilidades de que el año 2023 acerque el mundo del transporte un paso más hacia un futuro limpio? ¿O las nuevas normativas son ineficaces desde el punto de vista medioambiental y no son más que complicaciones burocráticas? Hasta cierto punto, es obvio que unas zonas medioambientales más numerosas, amplias y estrictamente reguladas reducirían la libre circulación de vehículos contaminantes y, por tanto, sus niveles de polución. Del mismo modo, una vez que entre en vigor Euro 7, los vehículos matriculados deberían cumplir normas más estrictas y, por tanto, producir menos contaminantes. Al mismo tiempo, sin embargo, expertos, políticos y ciudadanos se preguntan si estas medidas introducidas de forma independiente pero interrelacionadas son suficientes para compensar las numerosas emisiones del tráfico que se siguen emitiendo.  

Quizá habría que introducir medidas aún más estrictas. Medidas que no sólo aboguen indirectamente por el abandono de los motores de combustión -cuya matriculación también se prohibirá en la UE a partir de 2035-, sino que también presenten alternativas más sostenibles desde el punto de vista social y ecológico. O dicho de otro modo: el mundo del transporte necesita una revolución de 360 grados si queremos que la forma en que imaginamos la movilidad se adapte para alcanzar los objetivos climáticos. Unas nuevas normas en 2023 y un nuevo estándar de emisiones que por fin llegue podrían ser un buen comienzo. Sólo el tiempo dirá si serán suficientes. 

Mientras tanto, no hay que olvidar las zonas de bajas emisiones que ya existen en Alemania y el resto de Europa. Como siempre, puede encontrar toda la información que necesite en nuestro sitio web y en la aplicación Green-Zones.