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Francia: ¿Fin de las zonas de bajas emisiones?

La introducción prevista de nuevas zonas de bajas emisiones está siendo cuestionada por varios partidos del nuevo gobierno. Podría producirse un retraso en su aplicación, así como una anulación total de la orden.

De la sanidad a la reforma del sistema de pensiones. Durante las elecciones presidenciales francesas del pasado mes de abril se debatieron acaloradamente una gran variedad de temas. Entre ellos, la introducción de nuevas zonas de bajas emisiones (ZFE en francés). Como piedra angular de la política de aire limpio, éstas pretenden prohibir gradualmente la circulación de los coches más viejos en los centros urbanos, basándose en las pegatinas del Certificat qualité de l'Air. El Gobierno francés tenía previsto introducir otras 44 zonas de bajas emisiones en todo el país de aquí a 2024. Ahora que el presidente Macron ha perdido la mayoría absoluta según los últimos resultados electorales, es posible que él y su partido (245 escaños) ya no cuenten con el apoyo necesario para ello. Por lo tanto, los planes de nuevas zonas medioambientales podrían posponerse indefinidamente, o incluso cancelarse por completo.  

El futuro de las ZFE francesas ya parecía amenazado durante la campaña electoral. Se cuestionaron constantemente a ambos lados del espectro político. Con el gobierno recién formado, las posibilidades reales de introducir con éxito nuevas zonas de bajas emisiones son ahora aún menores. Tanto el partido populista de derechas "Rassemblement National" (con 89 escaños) como la "Nueva Unión Popular Ecológica y Social" (131 escaños) han criticado la medida. Aunque se han propuesto varias soluciones, todas las fuerzas de la oposición no quieren ceder a los planes de Macron.  

La política populista de derechas Marine Le Pen ha llegado a calificar de "infamia" la mayor restricción de los motores de combustión en las grandes ciudades. A sus ojos, las zonas medioambientales son "espacios sin ley" que deberían abolirse junto con cualquier prohibición de circulación. Incluso los Republicanos, partido considerado minoritario con 61 diputados, comparten esta opinión y se oponen a la idea. La introducción de nuevas zonas medioambientales podría "llevarnos a los chalecos amarillos a la potencia de diez", afirma el conservador Xavier Bertrand. El ala republicana del gobierno francés teme que esto desencadene importantes disturbios sociales.  

La alianza de partidos de la izquierda francesa, en cambio, mantiene una opinión algo más moderada. Para los llamados "NUPES", los efectos positivos que esta medida podría tener sobre el medio ambiente y la calidad del aire son evidentes. Las zonas medioambientales tampoco se perciben como una violación de los derechos de los ciudadanos a la libertad de circulación y movilidad. Según la NUPES, son las posibles repercusiones negativas sobre las condiciones económicas y sociales de los franceses las que hablan en contra de los planes de Macron. El aumento del número de zonas de bajas emisiones activas en Francia, y la exclusión asociada de los vehículos de gasolina y diésel, actuaría como una "bomba social". Las ZFE son, por tanto, "socialmente discriminatorias", según varios exponentes de la izquierda. Para que el NUPES apoye la idea de Macron, habría que modificar a fondo, por primera vez, el actual sistema de zonificación medioambiental. El político de izquierdas Jean-Luc Mélenchon pide que se supriman las ZFE "en su forma actual". 

¿Conseguirán el Presidente francés y su partido hacer realidad sus planes de introducir nuevas zonas medioambientales? A la vista de las opiniones divergentes en el seno del Gobierno, esta pregunta sigue sin respuesta por el momento. Muchos temen que las nuevas ZFE acaben por no introducirse. Sin embargo, lo más probable es que las tensiones políticas simplemente provoquen retrasos en el necesario proceso legislativo. La creación de nuevas zonas de bajas emisiones en las condiciones adecuadas sigue siendo de interés para los ciudadanos. Sin embargo, con un importante problema de contaminación y niveles de contaminantes que con demasiada frecuencia superan los valores permitidos, Francia necesita encontrar una solución. Ésta aún podría consistir en la introducción de numerosas nuevas zonas de bajas emisiones.