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Control por cámara: ¿más controles, más multas?

Las ciudades de Barcelona (España) y Tilburg (Países Bajos) están implantando sistemas de control optimizados en sus zonas de bajas emisiones para detectar a los vehículos infractores, con dos métodos de control similares pero diferentes.

A medida que se introducen más y más zonas de bajas emisiones y se endurece la normativa, a menudo surge la pregunta de cómo pueden las ciudades garantizar el cumplimiento de las nuevas normas en su aplicación. Los sistemas de control por cámara suelen entrar en juego en este caso: algunas ciudades ya van un paso por delante de otras.  

En la ciudad catalana de Barcelona ya están activos 20 puntos de control con cámaras para regular el acceso a la zona medioambiental. Pero eso no es suficiente para la ciudad. Ahora la ciudad quiere aumentar el número de lugares donde se comprueba la autorización de entrada. En un principio, el número de puntos de control pasará de 20 a 62. Sin embargo, según el concurso público que el ayuntamiento ha convocado para la medida, con el tiempo se podrán instalar hasta 110 nuevas cámaras. Mediante "visión artificial" -según las autoridades españolas- "grabarán e identificarán las matrículas de los vehículos y finalmente las compararán con la base de datos de vehículos no autorizados". Como resultado, Barcelona dispondrá de un sistema completo y normalizado que regulará tanto el tráfico en la ciudad como las vías de acceso, como las circunvalaciones que la rodean. Un gran proyecto que costará a la ciudad casi 1,5 millones de euros. 

Un sistema similar, pero comparativamente más barato, se está implantando en los Países Bajos, en Tilburg. Esta ciudad también planea controlar de forma más eficaz el acceso a la zona de bajas emisiones, por la que desde enero de este año está prohibido circular a todos los camiones diésel de las clases Euro 0 a 5. Sin embargo, a diferencia de España, no se trata de cámaras fijas en puntos de control, sino de un sistema móvil.  Los controles de acceso los realizarán los llamados coches escáner, que ya circulan por el centro de la ciudad para comprobar el pago de las tasas de aparcamiento. Como parte de la nueva iniciativa, también se encargarán de escanear las matrículas de los vehículos para comprobar si el vehículo en cuestión ha entrado incorrectamente en la zona de bajas emisiones. El resto de vehículos exentos de la prohibición de circular tendrán poco que ver con los coches escáner. Aunque se registrarán sus matrículas, se borrarán inmediatamente después del control para no violar la intimidad de los ciudadanos al volante sin motivo.  

Sin embargo, con el endurecimiento de la normativa sobre zonas medioambientales a partir de 2025, muchos otros tipos de vehículos también tendrán que someterse a controles. Y es que, a partir de entonces, sólo los vehículos más limpios podrán circular por la zona de emisiones cero. Esto significa que los coches -así como los camiones, furgonetas de reparto y más adelante también los taxis y autocares, por ejemplo- tendrán que ser eléctricos o propulsados por hidrógeno para poder acceder a la zona de bajas emisiones de Tilburg.  

Con el aumento de las zonas de bajas emisiones y la introducción de normativas cada vez más estrictas, tiene sentido que ciudades como Barcelona y Tilburg inviertan cada vez más en sistemas de control. Esto les permitirá garantizar el cumplimiento de la nueva normativa y la eficacia de los controles. Al mismo tiempo, las nuevas cámaras y escáneres preocupan a muchos ciudadanos que viajan en vehículos que ahora no cumplen las normas de emisiones o lo harán pronto. Al fin y al cabo, lo más probable es que más controles signifiquen más multas. Hay mucha experiencia en otras zonas de bajas emisiones. En Amberes o Bruselas, las ciudades ingresan cada año varios millones de euros en multas. Solo en Bruselas, se han recaudado 13.749.000 euros en multas desde la introducción de la zona de bajas emisiones en 2018. Desde 2018, se han recaudado otros 745.360 euros por los "pases de un día", necesarios para viajar gratis con vehículos demasiado viejos un máximo de 10 días al año. En total, los controles con cámaras en la zona de bajas emisiones han generado unos 15,5 millones de euros en ingresos. En comparación, en Berlín solo se recaudaron 1,4 millones de euros en multas entre 2014 y 2017. Aquí los controles solo los realizan manualmente la oficina de orden público y la policía. Así que no es de extrañar que otras ciudades también quieran mejorar sus siempre ajustados presupuestos y, en algunos casos, todavía hay mucho margen de mejora. 

Sin embargo, un sistema de control fiable aumentará también la fiabilidad de las sanciones en caso de infracción. Barcelona y Tilburg podrán así garantizar el funcionamiento de las nuevas y más estrictas zonas medioambientales y apoyar la implantación de un sistema de control fiable y justo.