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Polonia: La amenaza de detener las importaciones provoca un aumento masivo de las zonas medioambientales

Nuestro país vecino, Polonia, ya no quiere ser comprador de vehículos de motor que se desechan en Alemania.

Polonia se considera una auténtica rampa de restos en lo que a coches antiguos se refiere. Cada año, nuestro vecino importa unos 900.000 coches usados del extranjero, preferentemente de la República Federal de Alemania. Pero esto va a llegar ahora a su fin, si la ministra polaca de Desarrollo, Jadwiga Emilewicz, se sale con la suya: "Estamos considerando volver a la normativa desarrollada en la legislatura anterior, que aumenta el impuesto especial sobre los coches usados". 
A la inversa, estos planes significan que si se detuvieran las importaciones en dirección Este, el balance ecológico de Alemania también se resentiría enormemente, ya que podría existir la amenaza de que Alemania se quedara "atascada" con sus coches viejos. El gobierno alemán quiere evitar a toda costa este escenario de horror. Especialmente explosiva sería la introducción de un impuesto a la importación, que amenazaría seriamente a toda una rama del mercado polaco de coches usados, no sólo a los importadores, sino también a mecánicos y concesionarios. Por supuesto, este impuesto también influiría activamente en el mercado alemán, como advierten urgentemente los expertos. 
El hecho de que los coches alemanes sean más viejos que la media europea no es nuevo. Estudios del Instituto CAR de Duisburgo (Renania del Norte-Westfalia) han demostrado que el parque automovilístico alemán ocupa el último lugar en Europa Occidental. Un "no" categórico al exceso de coches viejos significaría también que, con peores lecturas de la calidad del aire, los consumidores alemanes se enfrentarían automáticamente a más zonas medioambientales y prohibiciones de circulación. Alemania está prácticamente ahogada en prohibiciones de circulación y paquetes de medidas: ¿se enfrentan ahora los propietarios de coches alemanes a más represalias?
Cabe preguntarse de dónde viene el repentino cambio de actitud de Polonia. El Gobierno polaco se ha distinguido hasta ahora por su discreta moderación en materia de protección del medio ambiente y no se adhiere al Acuerdo de París de 2015; algunos miembros del Gobierno polaco también pueden clasificarse claramente como "negacionistas del clima". 

¿Así que lobo con piel de cordero al este del Oder? Al menos eso parece ahora mismo.