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Peligrosa contaminación atmosférica

En muchas grandes ciudades de Asia, la contaminación atmosférica es dramática. La alta densidad de población y el gran número de vehículos viejos contribuyen a ello. Algunas prohibiciones de circulación existentes y la nueva zona de bajas emisiones de Singapur podrían impulsar un replanteamiento.

Las ciudades asiáticas crecen rápidamente a medida que más y más personas se ven atraídas por las metrópolis en busca de trabajo y educación. Además del aumento de la industria, el rápido crecimiento del número de habitantes y su creciente afluencia también está provocando un enorme aumento de los vehículos y el tráfico. Por ello, muchas grandes ciudades asiáticas están plagadas de smog y de una fuerte contaminación atmosférica.

El líder de los países con mayor contaminación atmosférica es India. En las grandes ciudades de Delhi, Bombay y Calcuta, por ejemplo, la contaminación atmosférica es enorme. Pero los habitantes de otras metrópolis asiáticas también están expuestos a una contaminación atmosférica muy perjudicial para la salud, por ejemplo los de Pekín (China) y Yakarta, la capital de Indonesia. Una de cada cinco muertes en India se atribuye a la mala calidad del aire. En China, alrededor de 1,24 millones de personas murieron a causa de la contaminación atmosférica en 2017. El Índice de Calidad del Aire (ICA), que se calcula a partir de la concentración de distintos contaminantes, es en algunos lugares 10 veces superior al de muchas zonas de Europa.

Las zonas medioambientales o las restricciones a determinados vehículos siguen siendo casi inexistentes en la mayoría de los países asiáticos. En Japón y Corea del Sur, donde el uso del coche eléctrico está muy extendido, ya existen zonas medioambientales. En Tokio y Seúl, las capitales de Japón y Corea del Sur, los vehículos diésel antiguos están prohibidos desde hace tiempo. Como se informó ayer, Singapur introducirá ahora también una zona de prohibición para motos viejas. El aumento de las zonas de bajas emisiones podría tener un efecto de señalización en otros países de Asia y llevar a países como India y China a introducir también zonas de bajas emisiones.

En Pekín, las autoridades ya intentan reducir el tráfico desde 2016 introduciendo un peaje y restricciones a la compra y uso de vehículos. El uso del transporte público en horas punta también debería abaratarse y, por tanto, resultar más atractivo. Sin embargo, el motivo de estas medidas es la enorme congestión del tráfico y los atascos en la capital china, no la reducción de la contaminación atmosférica.

En algunas metrópolis asiáticas, por tanto, primero debe producirse un cambio de mentalidad para poder reducir realmente la contaminación atmosférica. Allí donde la industria también está muy implicada en la contaminación atmosférica, habría que regularla del mismo modo que el transporte privado. Queda por ver si otros países seguirán el ejemplo de las actuales y nuevas zonas medioambientales. Sería urgentemente necesario para la salud de los ciudadanos y el medio ambiente.