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Partículas en suspensión (PM)

La calidad del aire en Alemania ha mejorado con los años, también en lo que respecta a las emisiones de partículas. Y, sin embargo, podrían ser inminentes nuevas prohibiciones de circulación.

El polvo fino son partículas diminutas que dañan el organismo humano. Se distingue entre partículas de polvo fino con un diámetro de 10 micrómetros (= 10 millonésimas de metro), 2,5 micrómetros y 0,1 micrómetros. El polvo fino se produce en los procesos de combustión de los vehículos de motor, los hornos y las centrales térmicas. Las partículas naturales pueden deberse a la erosión del suelo, pero también se producen en el aerosol marino, que arrastra consigo las partículas y las transporta más lejos. El polvo fino también puede producirse por reacciones químicas, como la formación de amoníaco en la agricultura. En realidad, la mayor parte de las partículas se liberan en la agricultura y cuando se cargan mercancías a granel. Le siguen la industria y el tráfico. En las ciudades, la mayor parte de las partículas proceden del tráfico. No se trata sólo de los gases de escape, sino también de la abrasión de los neumáticos y los frenos. Por eso, los vehículos eléctricos pesados producen a veces más partículas que los vehículos diésel nuevos con carrocerías muy ligeras.

Cuanto más pequeñas son las partículas de polvo, más profundamente penetran en el cuerpo humano. El polvo fino con un tamaño de 2,5 micrómetros alcanza los bronquios y los alvéolos, el polvo ultrafino con un tamaño de 0,1 micrómetros llega incluso al tejido pulmonar y al torrente sanguíneo.

En Alemania se ha fijado un valor límite de 50 microgramos por metro cúbico de aire para las PM10, que puede superarse en un total de 35 días. La media anual no puede superar los 40 microgramos por metro cúbico de aire. En Alemania, este valor límite se cumple desde 2019. Para las PM2,5, una media anual de 25 microgramos ha sido el valor límite en toda Europa desde 2015.

Las partículas finas de polvo cargan los órganos humanos y están clasificadas como cancerígenas. Cualquier cantidad de partículas, por pequeña que sea, es perjudicial para las vías respiratorias, el sistema cardiovascular y el sistema nervioso; por consiguiente, ni siquiera los valores límite que deben cumplirse protegen el cuerpo humano. Por ello, se intenta reducir cada vez más los valores límite. La OMS también tiene límites mucho más estrictos que la UE. El año pasado, la OMS redujo sus límites por primera vez en 15 años. La media anual recomendada ya no es de 10 microgramos para las PM2,5 y 20 microgramos para las PM10, sino de 5 y 15 microgramos respectivamente.

Las zonas de bajas emisiones han contribuido de forma importante a reducir las partículas. En ellas sólo se permiten vehículos con bajas emisiones. La Agencia Federal de Medio Ambiente ha calculado que las zonas medioambientales permiten reducir las emisiones entre un cinco y un diez por ciento.