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París: las prohibiciones de conducir no bastan

El más alto tribunal francés ha condenado a Francia a pagar una multa millonaria. La contaminación atmosférica en París y Lyon es demasiado elevada. A pesar de las numerosas medidas en torno a la reducción del tráfico y el endurecimiento de las normas en las zonas medioambientales, el aire sigue estando enormemente sucio y es perjudicial para la salud.

El gobierno debe pagar 10 millones de euros a las asociaciones ecologistas. El Consejo de Estado ya advirtió al gobierno hace un año de que la contaminación atmosférica era demasiado alta y era urgente tomar más medidas para proteger a los ciudadanos.

Aunque la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ya está tomando medidas contra el tráfico, las medidas adoptadas en la metrópoli no son suficientes. A pesar de la introducción de zonas sin coches, la ampliación de los carriles bici y la instauración de domingos sin coches una vez al mes, sigue habiendo 15 millones de desplazamientos diarios en coche en la densamente poblada ciudad.

La sanción era, pues, previsible para París. Hace unos años, la UE ya había demandado a Francia por la elevada contaminación atmosférica. También es concebible que, además de París y Lyon, sean condenadas ciudades como Marsella, Niza y Burdeos. Allí, la contaminación atmosférica es igualmente peligrosa, pero las ciudades se mantuvieron justo por debajo de los valores límite en el primer semestre de este año, probablemente también por la menor movilidad debida a la pandemia de Corona.

En los próximos años, París ha previsto un estricto endurecimiento de las normas en las zonas medioambientales. Actualmente, la pegatina de categoría 4 ya está prohibida. A partir de julio de 2022, se prohibirá también la pegatina 3. En enero de 2024, se añadirá la pegatina 2. Esto significa una prohibición de facto de los vehículos diésel en la zona de bajas emisiones. Esto también es urgente, porque todavía hay muchos vehículos diésel viejos en París. El gobierno ha promovido el diésel durante años. Los vehículos gozaban de desgravaciones fiscales y el combustible era barato. Esto también beneficiaba al lobby automovilístico francés.

Otro problema es el transporte público. Los suburbios siguen estando mal comunicados, por lo que muchos viajeros dependen del coche. Así que el problema de la contaminación atmosférica parisina no sólo surge en la propia zona de bajas emisiones, sino que ya empieza con la falta de transporte local y de alternativas al coche en los alrededores de París.

Así que a Hidalgo aún le queda mucho camino por recorrer. La expansión del transporte público, aún más zonas sin coches y acciones como el Domingo sin Coches podrían mejorar la situación, pero está por ver si realmente serán suficientes. De no ser así, en 2024 la calidad del aire debería mejorar, a más tardar, cuando se prohíban por completo los motores diésel en la capital.

Puede consultar las normas actuales de las Zonas de Bajas Emisiones de París y todos los endurecimientos en la aplicación Zonas Verdes.