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Escasez de agua y aparición de nuevas zonas medioambientales: el cambio climático y su impacto en la humedad del suelo

La crisis climática, uno de los mayores retos de nuestro tiempo, es cada vez más tangible y sus efectos cada vez más evidentes. Paradójicamente, una de las principales causas del alarmante aumento de las emisiones de CO2 es la falta de agua. Esto provoca la sequedad del suelo, que a su vez produce más partículas y favorece la creación de nuevas zonas medioambientales.

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), las emisiones de CO2 del sector energético alcanzarán en 2023 la cifra récord de 37.400 millones de toneladas. Este aumento del 1,1% respecto al año anterior se debe en parte a la extrema sequía y a la disminución de las precipitaciones en países como EE.UU. y China. La escasez de agua impidió la plena utilización de la capacidad hidroeléctrica, lo que obligó a compensar la falta de electricidad con combustibles fósiles. 

El aumento de las emisiones de CO2 y la consiguiente desecación del suelo tienen graves repercusiones en el medio ambiente. Especialmente afectadas se ven las zonas áridas, cada vez más presionadas por el cambio climático. Existe la amenaza de nuevas sequías y escasez de agua, que a su vez aumentan las emisiones de CO2. 

La desecación del suelo también provoca un aumento de los niveles de partículas. Los suelos secos liberan más polvo y contaminantes, lo que repercute negativamente en la calidad del aire. Si se superan los valores límite, la consecuencia más probable es el establecimiento de nuevas zonas medioambientales y prohibiciones de circulación. 

En las ciudades y centros urbanos, esto puede suponer la introducción de nuevas zonas medioambientales. El aumento del consumo eléctrico de los sistemas de aire acondicionado y las emisiones de CO2 asociadas también agravarán la situación. 

En general, está claro que la escasez de agua y su impacto en la humedad del suelo desempeñan un papel importante en el agravamiento de la crisis climática. No sólo provocan un aumento de las emisiones de CO2, sino también la creación de nuevas zonas medioambientales.