Mala calidad del aire en Alemania: Baviera y Hamburgo se enfrentan a nuevas prohibiciones de circulación

El estudio "Bundesländerindex Mobilität & Umwelt" (Índice de Movilidad y Medio Ambiente de los Estados Federados), elaborado por el instituto de investigación Quotas por encargo de la alianza de transporte Allianz pro Schiene, el Bund für Umwelt und Naturschutz Deutschland (BUND) y el Consejo Alemán de Seguridad Vial (DVR), ha publicado sus últimos resultados, en los que se evalúan los esfuerzos de los Estados Federados en pro de la sostenibilidad del transporte. En las cinco categorías de protección del clima, calidad del aire, seguridad vial, reducción del ruido y uso del suelo, ha quedado claro que Baviera no está haciendo lo suficiente. El Estado Libre se abstiene de formular un objetivo de protección del clima en el transporte y simplemente se niega a revelar sus emisiones de CO2. Sin embargo, el gobierno federal prescribe la reducción gradual de las emisiones para poder cumplir los objetivos climáticos internacionales en 2030. La falta de transparencia de Baviera con respecto a los valores es, por tanto, incomprensible. En contraste con Baviera, la ciudad-estado de Hamburgo está muy por delante en cuanto a emisiones de CO2. Es el único Estado federado que ha alcanzado los valores especificados e incluso se ha fijado un objetivo aún más ambicioso de reducción de las emisiones en un 45% que el fijado por el Gobierno.  

Sin embargo, en contra de lo esperado, Hamburgo sale muy mal parado en el estudio global, ocupando el antepenúltimo lugar. Una de las razones es que la ciudad hanseática tiene la peor calidad del aire de Alemania. En ninguna parte es mayor la concentración de dióxido de nitrógeno. Los niveles de partículas siguen siendo los segundos más altos de Alemania. Hamburgo también ocupa claramente el último lugar en contaminación acústica, que es tan perjudicial para la salud como la mala calidad del aire.  Berlín es aún más ruidosa, pero como Hamburgo no ofrece ninguna información política concreta sobre cómo reducir la contaminación acústica, la ciudad del Elba ocupa el último lugar del índice.  

Resulta totalmente incomprensible que, a pesar de esta situación, no exista en Hamburgo ninguna zona medioambiental que prohíba los motores antiguos y garantice así un aire más limpio y menos ruidoso. Los motores diésel sólo están prohibidos en Hamburgo en dos tramos de calles del norte de la ciudad. Los últimos resultados del índice muestran qué consecuencias tiene esto para la salud de los ciudadanos hanseáticos. También en Baviera se discute desde hace años la introducción de prohibiciones de circular con diésel, pero el Estado Libre se niega a aplicarlas y a principios de 2019 seguía considerando desproporcionados los planes de aire limpio. Entretanto, el Estado Libre ha sido demandado por Deutsche Umwelthilfe, pero esto quedó inicialmente sin consecuencias.  

A la vista de otros países europeos, que introducen cada vez más complicadas prohibiciones de circulación para no superar los valores límite fijados por la UE, sólo cabe desear un rápido cumplimiento por parte de los estados federados. De lo contrario, es posible que Alemania se enfrente pronto a un destino mucho más duro que las zonas medioambientales normales y las prohibiciones de circular con diésel. Por supuesto, nadie quiere este tipo de zonas, pero comparadas con las caóticas normativas de otros países de la UE, probablemente sean el menor de los males. De lo contrario, pronto podríamos tener varias zonas con normas diferentes en Alemania, más domingos sin coches o -como discuten los Verdes- ningún coche de combustión en el centro de nuestras ciudades a partir de 2030.  

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