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Los carriles bici emergentes ahorran miles de millones

La actual pandemia de Corona está obligando a las metrópolis a replantearse sus sistemas de movilidad. Un nuevo estudio confirma ahora la tendencia internacional hacia el uso de la bicicleta.

El mantenimiento de los carriles bici emergentes, que actualmente pueden encontrarse en muchas vías principales de las ciudades europeas, ahorraría a los sistemas sanitarios 3.000 millones de dólares al año a escala internacional, según destaca un nuevo estudio realizado por investigadores alemanes del clima. Este estudio se basa en conjuntos de datos de 106 ciudades europeas. Gracias a Corona, la disposición de la población urbana a utilizar la bicicleta en lugar del coche para desplazarse ha aumentado casi un 10%. Según la Federación Europea de Ciclistas (ECF), con sede en Bruselas, los gobiernos locales y nacionales de toda Europa se han comprometido a crear 2.315 kilómetros de carriles bici emergentes durante la pandemia. Más de 1.000 kilómetros ya se han instalado con éxito y siguen en funcionamiento, según el sitio web de la ECF. La instalación de estos carriles bici fue recomendada por la OMS. "Siempre que sea posible, circule en bicicleta o a pie", comentó la organización sanitaria a finales de abril.
La tendencia a instalar aún más de estos carriles bici emergentes sigue intacta. La conciencia ecológica de la población ha mejorado claramente en tiempos de COVID 19. Así pues, hay muchas posibilidades de que aún más carriles bici completen la red viaria europea y puedan mantenerse a largo plazo, una noticia que debería ser motivo de optimismo. Esto aliviará la congestión del tráfico y el transporte público local. Este último ha sido especialmente criticado durante Corona, ya que la falta de distancia física entre los pasajeros ha provocado un aumento inflacionista del riesgo de infección, como han demostrado los estudios.

Otro efecto positivo de estos carriles bici es también que disminuye la tasa de accidentes mortales en los que se ven implicados ciclistas, ya que los nuevos carriles bici son en su mayoría mucho más anchos y están mejor señalizados que los antiguos. 

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