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Centros urbanos 2.0

El debate sobre los centros urbanos sin coches está cobrando fuerza en toda Europa. Las grandes ciudades corren el peligro de ahogarse literalmente en los gases de escape provocados por el creciente tráfico rodado. Muchos municipios y metrópolis quieren cambiar esta situación.

Todos los informes sobre este tema de las últimas semanas son similares. Parece perfilarse un rumbo común: Centros urbanos sin transporte privado.  

Más de la mitad de la población mundial vive actualmente en ciudades, y los expertos calculan que esta cifra aumentará hasta casi el 70% en 2050. Las consecuencias son emisiones de gases de escape vertiginosamente altas, centros urbanos sucios y cada vez más tiempo perdido en atascos. Ni siquiera el coche eléctrico, que a menudo se anuncia como salvador, puede cambiar estas circunstancias y resultados.

Por ejemplo, en una reciente entrevista radiofónica con la BBC, el Ministro de Transportes británico, Grant Shapps, se sorprendió al saber que Londres quiere superar en tres años su objetivo de prohibir todos los motores de combustión en el centro de las ciudades para 2035. Los escépticos sacuden la cabeza perplejos, los activistas del clima se alegran, aunque mezclado con un cauto escepticismo.  
También en Alemania, el tema de los centros urbanos sin coches no deja indiferentes a las autoridades locales ni a los políticos, sino todo lo contrario. En Múnich, por ejemplo, cada vez son más las voces que reclaman una política de transportes comparable a la de Londres. Ya en 2017, el ayuntamiento decidió adoptar los objetivos de la petición ciudadana "Sauba sog i" (¡Limpio, he dicho!). Esta iniciativa pedía una reducción del transporte privado motorizado para mejorar la calidad del aire de Múnich. Según esta resolución, alrededor del 80% del tráfico de Múnich deberá estar libre de emisiones o circular en transporte público de aquí a 2025.  
Planes ambiciosos y un calendario apretado.  
Varios países europeos se proponen pasar de las palabras a los hechos de aquí a 2030. Eslovenia, Suecia, Dinamarca y los Países Bajos quieren prohibir total o parcialmente los motores de combustión para este año, al igual que París y Ámsterdam. En 2040, nuestra vecina Francia se sumará a esta ilustre lista y prohibirá a partir de entonces todos los coches de gasolina y diésel.   

Dado que las ciudades se han especializado en el transporte motorizado en términos de planificación urbana desde el principio del transporte motorizado, el intento de cambio radical que ahora se menciona es enorme, pero sigue sin haber alternativa.