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Barcelona prohibirá todos los vehículos en 2030

La metrópoli española se convertirá en una ciudad sin coches en 10 años. La ciudad tendría entonces la zona medioambiental más estricta de toda Europa.

La activista catalana y recién elegida alcaldesa de la popular metrópolis vacacional Ada Colau quiere prohibir casi todos los coches de la ciudad. De aquí a 2030 se crearán por toda la ciudad las llamadas superislas o superilles. Los cruces se convertirán en zonas verdes con parques infantiles y asientos. La entrada a estas superislas sólo se permitiría a los residentes a velocidad de paseo y a los camiones de reparto a determinadas horas. Así se crearían más de 60.000 metros cuadrados de zonas verdes en la ciudad.

En la actualidad, los ciudadanos de la ciudad sólo disponen de 6,6 metros cuadrados de espacio verde, y en el centro de la ciudad incluso sólo 1,85 por residente.

Ada Colau, junto con un equipo de políticos ecologistas y urbanistas, ya había iniciado cambios de gran alcance que suponen restricciones masivas para los automovilistas. Con el lema "Omplim de vida els carrers", "llenemos de vida las calles", quiere recuperar las calles. Así, a principios de año ya entró en vigor en Barcelona la zona medioambiental, que abarca un área de 95 kilómetros cuadrados y prohíbe circular a los coches de gasolina hasta la norma Euro 2 y a los diésel hasta la Euro 3. Las infracciones de las normas, vigentes de 7.00 a 20.00 horas durante la semana, están sujetas a multas de hasta 500 euros. A lo largo del año ya se han prohibido los coches en 60 calles laterales, se han creado 30.000 metros cuadrados de nuevas zonas peatonales y unos 20 kilómetros de nuevos carriles bici.

Ya se están probando las primeras Superilles, por ejemplo en el barrio de Poblenou. Las evaluaciones del proyecto piloto muestran que el tráfico se calma en el barrio, pero también que el tráfico de paso se desplaza a unas pocas calles. Esto podría acarrear graves problemas si muchos Superilles provocan una concentración de tráfico en unas pocas calles.

Desde hace años, la metrópoli está desbordada por el tráfico, incluidos los numerosos turistas. Los valores del aire son correspondientemente malos.  Por eso los Superilles son ya tan populares entre muchos ciudadanos, pues mejoran la vida en las manzanas verdes. Para otros, las restricciones van claramente demasiado lejos, limitando la libertad de ciudadanos y turistas. Una cosa es cierta: si el proyecto se lleva a cabo según lo previsto, no sólo cambiará enormemente el paisaje urbano de Barcelona, sino que también mejorará la calidad del aire.