< Show all posts

Francia: ¿chatarra 2.0?

Con una votación unánime, la reutilización de los coches destinados inicialmente al desguace se decidió en favor de los ciudadanos más vulnerables del país. Aunque la intención de esta medida es respetable, su aplicación deja muchas preguntas sin respuesta y plantea serias dudas sobre su impacto medioambiental.

Cada año se desguazan en Francia miles de vehículos, muchos de ellos con escaso impacto ambiental y poco kilometraje, aunque aún podrían utilizarse. Estos vehículos suelen donarse a los llamados talleres solidarios, que garantizan la movilidad a personas que de otro modo no podrían permitirse un coche. La nueva legislación permite ahora reutilizar estos vehículos y alquilarlos a menor coste a los ciudadanos más desfavorecidos.

El Parlamento justificó su decisión afirmando que se trata de una medida de interés público. Esto se aplica en particular a las zonas rurales y remotas. Pero, ¿qué pasa con el impacto medioambiental? Aunque estos vehículos están catalogados como de "bajas emisiones", distan mucho de ser respetuosos con el medio ambiente. Volver a ponerlos en circulación podría aumentar la contaminación atmosférica, sobre todo en las zonas urbanas, donde la calidad del aire ya es problemática.

¿Cómo encaja esta medida con las actuales zonas de bajas emisiones, donde sólo se permiten vehículos de bajas emisiones? ¿Habrá exenciones para estos vehículos reutilizados? En caso afirmativo, ¿no socava esto el concepto de zonas de bajas emisiones y reduce su eficacia?

Otro punto de preocupación es la prima de intercambio. Esto permite a los particulares recibir una subvención para la compra de un vehículo de bajas emisiones si desguazan un vehículo viejo, sujeto a ciertos requisitos de ingresos. Al devolver a la carretera los vehículos destinados al desguace, podría reducirse la oferta de vehículos de bajas emisiones en los talleres solidarios.

La intención de esta legislación es loable, ya que pretende garantizar la movilidad a quienes más la necesitan. Sin embargo, su aplicación plantea importantes dudas sobre su impacto medioambiental y la eficacia de las medidas medioambientales existentes. Sería deseable que el Parlamento tuviera más en cuenta estas preocupaciones en el futuro y encontrara soluciones sostenibles tanto desde el punto de vista social como medioambiental.