Por razones de protección del clima, desde el 1 de marzo todos los conductores de Viena tienen que pagar por aparcar. De 9.00 a 22.00 horas, sólo se permite aparcar durante dos horas. El objetivo es reducir a la mitad el tráfico de automóviles.
Desde principios de mes, aparcar en toda Viena es de pago y está limitado a dos horas. Desde hace 20 años existe la llamada pegatina de aparcamiento, que permite estacionar más tiempo en Viena. Hace poco costaba 120 euros, pero sólo está destinada a los residentes. Inicialmente restringidas a unos pocos distritos, las restricciones de aparcamiento se aplican ahora a los 23 distritos de Viena.
Cada día, 200.000 trabajadores se desplazan a la capital austriaca. Sin embargo, todos aquellos que no vivan en los lugares de moda del centro de la ciudad sentirán ahora los efectos en su cartera. El objetivo es animar a los viajeros a pasarse al transporte público. El objetivo es reducir a la mitad el tráfico de cercanías de aquí a 2030. Sólo quienes aparquen menos de un cuarto de hora podrán hacerlo gratuitamente. Todos los demás pagarán 1,10 euros por media hora o fracción, es decir, 4,40 euros por las dos horas permitidas.
Para los empleados que van al trabajo en coche y cuyos empleadores no pagan plazas de aparcamiento gratuitas, la situación es ahora mucho más difícil. Empresarios, comerciantes y cuidadores critican la medida. Los empresarios temen perder clientes, los comerciantes repercutirán las tarifas de aparcamiento a sus clientes y los cuidadores temen que se restrinja masivamente la movilidad de los grupos que requieren cuidados intensivos.
Por otro lado, Viena cuenta con una densa red de transporte público y los trenes subterráneos circulan cada pocos minutos en hora punta. El mayor punto a favor, sin embargo, es el billete: un billete anual cuesta un euro al día, es decir, un total de 365 euros; en comparación, un billete anual en Berlín cuesta más de 1.000 euros. En el futuro, los ingresos generados por los coches aparcados se destinarán al 100% a la ampliación del transporte público. Se espera generar hasta 170 millones de euros con los tickets de aparcamiento de residentes y las tasas de estacionamiento.
La Asociación Alemana de Ciudades ve en el actual modelo vienés una forma de que Alemania frene la creciente avalancha de coches en las ciudades y financie la urgentemente necesaria expansión del transporte público.
Otra opción, por supuesto, sería ampliar la zona de bajas emisiones de Viena, que actualmente se limita a furgonetas y camiones, para incluir a los coches. Esto obligaría a todos los coches a exhibir una pegatina medioambiental y se prohibiría el acceso al centro de la ciudad a los vehículos que emitan niveles especialmente altos de contaminantes. Entonces podríamos hablar de un verdadero vuelco del tráfico.