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Transición en el transporte: 400 millones de motores de combustión son demasiados

Green-Zones News

A pesar del aumento de las ventas de coches eléctricos, el número de motores de combustión sigue siendo demasiado elevado. Si los políticos siguen queriendo alcanzar el objetivo de 1,5 grados, hay que tomar medidas más estrictas contra las emisiones del transporte, ¡independientemente de los planes de la industria automovilística!

Cada vez más vehículos eléctricos circulan por las carreteras alemanas y europeas. Los vehículos eléctricos se convirtieron incluso en los más vendidos el pasado mes de septiembre. Sin embargo, los vehículos de combustión no parecen querer rendirse, ni tampoco la industria automovilística que los respalda. Según un análisis de Greenpeace, fabricantes del sector como Volkswagen, BMW y Toyota seguirán vendiendo más de 700 millones de coches de combustible fósil en 2040. 400 millones de motores de combustión de más. Y es que, como recuerda la propia organización sin ánimo de lucro, el límite de inventario se sitúa en torno a los 315 millones de coches de combustión como parte de los objetivos climáticos. Es la única manera de mantener la temperatura de la Tierra por debajo del valor crítico, es decir, un aumento máximo de 1,5 grados centígrados.  

El estudio se basa en cifras, informes y proyecciones operativas de las propias empresas automovilísticas y ha sido analizado por Greenpeace en colaboración con numerosas universidades e institutos de investigación. Sin embargo, el análisis sigue siendo actualmente sólo una previsión, que en última instancia sólo puede verificarse a posteriori. Del mismo modo que los estudios de hace unos años no podían predecir con absoluta certeza la situación actual del sector del transporte y la automoción.  

No obstante, los resultados del estudio siguen siendo muy plausibles. Aunque la mayoría de los fabricantes de automóviles tienen planes claros de cambiar a sistemas de propulsión eléctricos u otros alternativos, necesitan el volumen de negocio que genera actualmente la reventa de motores de combustión para financiar la futura producción de vehículos más ecológicos. Al mismo tiempo, lo que sin duda no es ninguna sorpresa, seguirán buscando beneficios siempre que sea posible. Incluida la venta de los numerosos vehículos diésel y de gasolina que siguen contribuyendo significativamente a la huella medioambiental negativa del sector del transporte. 

Sin embargo, el hecho de que los fabricantes de automóviles sigan insistiendo mucho en los coches diésel y de gasolina no significa que no se pueda contrarrestar y reducir el número de estos vehículos y sus emisiones (perjudiciales para el clima) en las carreteras. Para que las empresas sigan sacando al mercado grandes cantidades de sistemas de propulsión alimentados con combustibles fósiles, las autoridades -a escala nacional y europea, por ejemplo- podrían adoptar una postura más estricta frente a los sistemas de propulsión perjudiciales para el clima. Y no sólo en el contexto de la eliminación progresiva de los motores de combustión a partir de 2035, sino también antes, por ejemplo mediante medidas de tráfico que reduzcan las emisiones, como prohibiciones de circulación y zonas de bajas emisiones. Al fin y al cabo, si hubiera zonas medioambientales más estrictas en todas partes, ya no habría sitio para los vehículos con motor de combustión. Ni en las carreteras ni en el mercado automovilístico.