La implacable e imparable fuerza de la naturaleza ha vuelto a manifestarse en China en forma de una enorme tormenta de arena que azota el noroeste del país desde mediados de febrero de 2024. Esta fuerza de la naturaleza, unida a la contaminación por polvo fino existente, plantea grandes retos al país más poblado del mundo.
Las tormentas de arena y las fuertes nevadas han hecho intransitables las carreteras y han provocado el caos en el tráfico. Ciudades como Xi'an y otras de la provincia de Shaanxi quedaron cubiertas de polvo, y también se registraron considerables perturbaciones del tráfico en varias ciudades de la región de Xinjiang. La visibilidad en las carreteras se redujo a menos de 100 metros, más de 12.000 vehículos y unas 32.000 personas quedaron varadas en las carreteras.
Pero estos no son los únicos problemas a los que se enfrenta China. El país lleva años luchando contra la contaminación atmosférica, especialmente las partículas. Las ciudades chinas solían ser famosas por su densa niebla tóxica. Por desgracia, la situación ha vuelto a empeorar en 2023.
Las partículas, especialmente las PM2,5, son especialmente preocupantes, ya que se consideran extremadamente perjudiciales para la salud. Se han relacionado con muertes prematuras por enfermedades cardiacas y pulmonares y pueden causar otros problemas de salud. El aumento de la contaminación por partículas se atribuye a un incremento general de las emisiones de origen humano y a unas condiciones meteorológicas desfavorables. En 2023, el 80% de las capitales de provincia, incluida Pekín, midieron niveles de PM2,5 superiores a los del año anterior.
La situación es aún más alarmante si se tiene en cuenta que la concentración de PM2,5 en el Gran Pekín en octubre y noviembre fue 20 veces superior al límite de 5 µg/m³ recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta doble agresión de la naturaleza y la actividad humana a la calidad del aire en China es un grave problema que debe abordarse con urgencia. No se trata sólo de la salud y el bienestar de las personas, sino también de la sostenibilidad y la protección del medio ambiente.
Es difícil imaginar cómo se sienten los habitantes de China con niveles tan altos de contaminación por partículas, mientras que en Europa se declara el "estado de emergencia" a partir de 20 µg/m³. Lo cierto es que ambos valores están por encima de los límites de la OMS y, por tanto, son motivo de preocupación.