Para compensar el restablecimiento del tráfico de automóviles en la cercana Friedrichstraße, la capital abrirá mañana la Charlottenstraße al tráfico ciclista. Tampoco se descartan futuros cambios en el marco de un plan de movilidad más amplio para el centro de Berlín.
Para algunos, las zonas compartidas son una forma eficaz de combatir el exceso de tráfico de coches en el barrio. Otros lo ven como la mejor manera de hacer intransitables las calles circundantes, en su mayoría más pequeñas, ya que entonces los coches se acumulan aquí. Una bicicleta puede ofrecer un avance más rápido, pero ni siquiera ellos pueden circular a su antojo.
Tras más de dos años de prohibición de circular en la Friedrichstrasse de Berlín, los coches pueden volver a circular libremente entre Leipziger Strasse y Französische Strasse. Así lo ha decidido el Tribunal Administrativo de Berlín.
Pasarse a los vehículos eléctricos es una buena opción, pero no la única, para un transporte respetuoso con el clima. Las bicicletas y el transporte público también se están imponiendo como parte de la transición de la movilidad, ya que cada vez más alemanes renuncian a sus propios coches, incluidos los eléctricos.
Los niveles de contaminación atmosférica en la capital siguen siendo desorbitados. La alcaldesa de París es consciente de ello y quiere ponerle fin.
Un estudio demuestra que el coche no pierde su posición como medio de transporte favorito. La compra de un coche eléctrico es concebible, pero el ferrocarril y el transporte público siguen careciendo de atractivo.
El Gobierno noruego anima a sus ciudadanos a utilizar más el transporte público. Para ello, se van a suprimir las subvenciones a los coches eléctricos. ¿Seguirán el ejemplo otros países?
Berlín intenta hacer retroceder a los coches y dar más espacio a las bicicletas. No todos los intentos se ven coronados por el éxito: en la Friedrichstraße, las bicicletas van a prohibirse al igual que los coches. Además, las calles que rodean la Graefestraße de Kreuzberg se cerrarán a los coches.
La vuelta a la movilidad no sale gratis. Por eso era cuestión de tiempo que se intentara cobrar a los ciclistas. Al fin y al cabo, cada vez se crean más carriles para bicicletas, se instalan estaciones de carga para bicis eléctricas y se construyen aparcamientos.
Mannheim prohíbe los coches en el centro de la ciudad, aunque por el momento sólo a modo de prueba. El objetivo es crear más espacio para peatones y ciclistas y librar a la ciudad del ruido y los gases de escape.
