La capital de Bulgaria registra la mayor contaminación atmosférica de Europa. Los valores de polvo fino son 6 veces superiores a los recomendados por la OMS. La razón del aire sucio es, entre otras cosas, el viejo gasóleo procedente de Europa Occidental. Y la falta de una zona medioambiental.
Bulgaria tiene los coches más viejos de la Unión Europea. Alrededor del 40% de los vehículos tienen más de 20 años. Como no hay zonas medioambientales, pueden circular libremente. Por eso se venden a Bulgaria cada vez más coches viejos que ya no pueden circular en Europa Occidental. También acaban en otros países como Polonia y Rumanía. Así, por ejemplo, los cubos de óxido prohibidos en las zonas ecológicas de Francia y Alemania cobran nueva vida en Europa del Este.
En Sofía, la capital de Bulgaria, llegan muchos diésel viejos desde Francia. Los vehículos son populares. Por un lado, el precio del gasóleo es inferior al de la gasolina y, por otro, son más fáciles de reparar. Los coches eléctricos aún no tienen demanda. Por un lado, por el precio, pero también por la falta de infraestructura de recarga.
El aire de Sofía, la ciudad más sucia de Europa, está a veces 6 veces más contaminado por polvo fino de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud y aún 3 veces más contaminado de lo que prescriben los límites de la UE. Se calcula que unos 14.000 búlgaros mueren cada año como consecuencia de la contaminación atmosférica.
Ya en 2017, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea falló en contra de Bulgaria al considerar que el país incumplía la normativa sobre aire limpio. En 2020, la UE decidió llevar a Bulgaria ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por incumplir las obligaciones que le imponía la sentencia de 2017. Ahora se han impuesto sanciones financieras a Bulgaria en marzo de este año. Desde que se dictó la primera sentencia, el 5 de abril de 2017, el Estado ha tenido que pagar una multa de 3.156 euros cada día hasta que se tomen medidas y mejore la calidad del aire. Sin embargo, no se vislumbra un cambio.
Aunque los detractores de las zonas medioambientales siempre debaten si realmente contribuyen a un aire más limpio, en el caso de Sofía está claro. La falta de una zona de bajas emisiones hace posible el comercio de vehículos viejos (diésel). Si los vehículos estuvieran prohibidos en el centro de Sofía, así como en otras aglomeraciones urbanas, el comercio sería mucho menos atractivo. Así pues, las zonas de bajas emisiones no sólo prohíben determinados vehículos antiguos y mejoran así directamente la calidad del aire, sino que también tienen un efecto de dirección sobre el comercio de vehículos, así como sobre la antigüedad de las flotas de vehículos existentes.
La mejora de la calidad del aire no parece ser una prioridad para la autoridad búlgara de medio ambiente. No hay planes para introducir una zona medioambiental. Aunque la gente la necesita urgentemente por su salud.