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¿Salvar el motor de combustión con los recombustibles?

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Los recombustibles producidos a partir de fuentes renovables son más sostenibles que sus equivalentes fósiles, sin necesidad de transformar los vehículos. La tecnología puente ideal para el periodo de transición hasta la prohibición de los motores de combustión en 2035?

Electricidad, hidrógeno, e-combustibles y mucho más: en el curso de la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, surgen constantemente innovaciones que pretenden contribuir a reducir las emisiones de CO2 en el sector del transporte. Esto incluye también el desarrollo de los llamados re-combustibles. Al basarse en recursos medioambientales en lugar de en fuentes de carbono fósiles, estos combustibles sintéticos se consideran valiosos ayudantes en la lucha contra el cambio climático. Un estudio del Instituto de Tecnología de Karlsruhe (KIT) ha analizado el potencial de los re-combustibles.  

En el marco de pruebas exhaustivas, los investigadores de Baden-Württemberg han producido grandes cantidades de combustible sintético a partir de fuentes renovables. Utilizando biomasa y procesos que permiten extraer dióxido de carbono del aire o de los gases de escape, por ejemplo, pudieron producir carbono más sostenible. A continuación, mediante hidrógeno, se convierten en hidrocarburos de cadena larga, listos para su uso. Y no sólo en los motores que cumplen determinadas condiciones. Los científicos lograron resultados satisfactorios con una gran variedad de motores de combustión. 

Según Olaf Toedter, del KIT, los recombustibles podían utilizarse en casi todos los vehículos probados, sin infringir las normas vigentes sobre combustibles de gasolina y gasóleo ni mermar sus prestaciones. Este es precisamente uno de los puntos clave a favor de una mayor producción y uso de los re-combustibles. A diferencia de las soluciones de hidrógeno puro, por ejemplo, no requieren ningún cambio sistemático en los vehículos para poder alimentarlos. Por el contrario, ya sería posible utilizarlos en motores de combustión que ya están en circulación. Para muchos, esto sería en última instancia un argumento decisivo en términos de sostenibilidad, ya que los vehículos existentes seguirían utilizándose, sólo que más limpios. De este modo, se pueden ahorrar recursos para los coches nuevos y, al mismo tiempo, evitar que se pongan aún más coches en circulación. 

Los valores de emisiones medidos son aún más favorables. Dependiendo de la proporción de mezcla entre combustible sintético y fósil, el equipo del KIT pudo lograr una reducción de CO2 de entre el 22% y el 81% en las pruebas. Un valor que podría aumentar si en el futuro se crean las condiciones para la producción en serie de re-combustibles puros. El Instituto de Karlsruhe ya está trabajando en ello. Junto con su socio en el proyecto, la refinería MiRO, el KIT ha construido una planta de producción de re-combustibles. 

Sin embargo, faltan fuentes de energía sostenibles para la producción a gran escala, especialmente en el caso de los re-combustibles en su forma más pura y, por tanto, más respetuosa con el medio ambiente. La disponibilidad de electricidad verde e hidrógeno en Alemania sigue siendo insuficiente. Si la industria consiguiera las cantidades necesarias para seguir desarrollando los re-combustibles, éstos podrían tener un gran impacto en los próximos años de la transición energética. Los recombustibles son más sostenibles que muchas alternativas y siguen siendo flexibles para su uso en los numerosos vehículos de combustión que seguirán circulando. Por tanto, pueden servir de tecnología puente y dar forma a la transición del transporte allí donde otros tipos de propulsión aún no han podido entrar en juego.