El Reino Unido ha ido un paso más allá que la Unión Europea y ha anunciado un estricto plan para eliminar progresivamente los combustibles fósiles en el transporte. No más emisiones en la isla a partir de 2035, incluidas las motos.
A principios de junio de este año, el Parlamento de la UE decidió eliminar progresivamente los motores de combustión en la Unión Europea a partir de 2035, lo que significa que sólo los nuevos coches y furgonetas con cero emisiones de carbono podrán entrar en el mercado automovilístico de los Estados miembros a partir de 2035. Sin embargo, se ignorarán las motos y sus emisiones. Una buena noticia quizá para los aficionados a las motos que siguen apegados a su motor de combustión, pero no para el medio ambiente.
Tras observar la evolución de la prohibición de los motores de combustión en la Europa continental, al Gobierno británico post-Brexit no le convence el camino emprendido por la Unión. En su lugar, el Reino Unido ha anunciado planes para una prohibición aún más estricta de las nuevas matriculaciones de coches de combustión a partir de 2035. A diferencia de la estrategia europea, los vehículos motorizados de dos ruedas también se verían afectados, ya que también son responsables de las emisiones contaminantes.
A ojos de los políticos británicos, "no contaminantes significa no combustión", lo que a su vez significa una prohibición total de los motores de combustión. Sería contraproducente excluir de la prohibición a algunas clases de vehículos que también cuentan con soluciones de propulsión más respetuosas con el clima. De ahí la decisión del Reino Unido de retirar de las carreteras todos los vehículos de combustión interna y sus contaminantes asociados, sin excepciones.
A partir de 2035 no se permitirá quemar nada en el motor, incluidos los combustibles sintéticos fabricados a partir de hidrógeno y dióxido de carbono o los biocombustibles. Aunque serían neutros en CO₂, provocarían la producción de contaminantes que contienen monóxido o dióxido de carbono. Para las motos de la isla, esto significará que ya no se permitirá la venta de vehículos nuevos de las categorías A2 o A. Para las motos de 125cc, es decir, los vehículos de las categorías L3e a A1 con una potencia máxima de motor de 11 kilovatios, la prohibición se impondría incluso cinco años antes, a partir de 2030.
Sin embargo, la prohibición británica de los motores de combustión no parece haber gustado a todo el mundo. Algunas asociaciones de motoristas han levantado voces críticas. "El Gobierno no ha tenido en cuenta la complejidad del sector de la categoría L en términos de lo que es y no es factible a la hora de eliminar progresivamente los otros segmentos clave del mercado", dijo Tony Campbell, Director Ejecutivo de la Asociación de la Industria de la Motocicleta de Gran Bretaña (MCIA). En concreto, adelantar el cese de ventas de las motocicletas de 125cc no es una buena opción para la industria de la moto.
Que el motor de combustión de las motos sobrevivirá durante algún tiempo es, de hecho, la opinión de las asociaciones, así como de los empresarios del sector, como la británica Mahle Powertrain. "Todavía hay potencial para aumentar la eficiencia de los motores de moto optimizando aún más el motor básico y utilizando nuevas tecnologías para reducir las emisiones de CO₂", afirma el ingeniero jefe Neil Fraser. La solución pasa por encontrar el mismo rendimiento en función de la elección del combustible, así como por el uso de nuevas tecnologías para reducir la fricción interna.
Queda por ver si la industria recuperará la delantera o si se materializarán los planes del gobierno británico para las motos de combustión. Sin embargo, está claro que en Europa se impondrán nuevas restricciones a los vehículos motorizados de dos ruedas incluso antes del año de aplicación de la prohibición de los motores de combustión en el Reino Unido. A partir de 2025, la ciudad de Bruselas tiene previsto endurecer la normativa de la zona de bajas emisiones. Los ciclomotores, las motocicletas de las clases L3-L7 y los camiones se incluirán entonces en las prohibiciones de circulación. En la capital belga ya se están planeando nuevos endurecimientos para el periodo 2025-2036, mientras las soluciones de movilidad de bajas emisiones intentan imponerse en Europa.