París es una auténtica jungla de zonas de bajas emisiones. Con la introducción de la nueva zona de tráfico calmado (ZTL) en el corazón de la capital en octubre de 2024, la lista de restricciones para los automovilistas será aún más larga. Ya existen las ZFE, ZPA y ZPA-Tránsito, destinadas a regular el tráfico en la ciudad. Pero, ¿quién podrá ver a través de ellas?
La ZFE, zona medioambiental, prohíbe la entrada en determinadas zonas de la ciudad a los vehículos con pegatinas 4 y 5 y a los vehículos sin pegatina. La ZPA entra en vigor cuando se superan los límites de contaminantes y restringe el tráfico en función de las condiciones meteorológicas. La ZPA-Tránsito se activa cuando la contaminación atmosférica alcanza niveles alarmantes y se imponen prohibiciones de circulación a determinadas clases de vehículos. Y ahora también la ZTL en el centro de París.
El ayuntamiento de París insiste en que la ZTL pretende reducir la contaminación atmosférica y acústica. Pero, ¿cuántas restricciones más tendrán que soportar los automovilistas? La ZTL sólo permite circular a determinadas categorías de vehículos y usuarios, entre ellos los vehículos de servicio, el transporte público y los residentes de los barrios afectados. Sin embargo, los críticos critican que hasta la fecha no se haya establecido ningún sistema de control eficaz.
La introducción de la ZTL es el resultado de dos años de trabajo y, en realidad, estaba prevista para principios de 2024. Sin embargo, tras acalorados debates en el Ayuntamiento de París, la decisión no se tomó hasta julio. La población se muestra escéptica ante el nuevo concepto de transporte y se pregunta cuántas restricciones más habrá.
París no es la primera ciudad que introduce una ZTL. Otras ciudades francesas como Nantes, Grenoble, Estrasburgo y Rennes ya cuentan con zonas similares de tráfico calmado. Pero la pregunta sigue en el aire: ¿Reducirán realmente la contaminación atmosférica y acústica más y más restricciones de tráfico?
El ayuntamiento de París prevé una fase de formación de seis meses para los ciudadanos, seguida de sanciones mediante controles puntuales. Pero, ¿cómo se van a llevar a cabo eficazmente estos controles si hasta ahora no se ha establecido ningún sistema de control? La incertidumbre entre los automovilistas aumenta y la aceptación de nuevas restricciones disminuye.
En general, la introducción de la ZTL en París plantea muchos interrogantes. ¿Cuántas zonas de bajas emisiones necesita una ciudad para mejorar la calidad del aire? ¿Y cómo se enfrentarán los ciudadanos a las crecientes restricciones de tráfico? El futuro del transporte en París sigue siendo incierto y el debate sobre las zonas de bajas emisiones seguramente continuará durante mucho tiempo.