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Niebla contra las partículas

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En la lucha contra el polvo ultrafino, el aeropuerto de Ámsterdam quiere utilizar la niebla para atrapar las partículas y hacer que se hundan en el suelo. Las pequeñas partículas producidas por el movimiento en tierra de los aviones son especialmente nocivas para la salud porque pueden penetrar profundamente en los pulmones. Pero también ayudaría una mayor regulación del combustible.

El polvo ultrafino en los aeropuertos es un problema importante. El 90% del polvo fino medido procede de los movimientos de rodadura de los aviones y de sus procedimientos de despegue y aterrizaje. Dado que la enorme fricción y las temperaturas producen partículas extremadamente pequeñas -de ahí el nombre de polvo ultrafino-, estas partículas son especialmente peligrosas. Pueden penetrar profundamente en los pulmones y pasar de ahí a la sangre. Además de daños pulmonares, también pueden provocar enfermedades cardiovasculares y dañar diversos órganos.

En el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam, en colaboración con la Universidad de Wageningen y el Centro Aeroespacial de los Países Bajos, se están realizando pruebas para ver si la niebla puede ayudar a combatir estas partículas. En teoría, las partículas de niebla deberían adherirse a las partículas y hacer que éstas se hundieran en el suelo. Como la niebla es más pesada que el aire, las pequeñas partículas se eliminarían del aire. De este modo, las personas que trabajan en la pista, pero también los residentes que viven cerca del aeropuerto, podrían protegerse del polvo ultrafino.

En las obras de construcción, donde se arremolina mucho polvo en el aire, este método ya funciona. Debido al diminuto tamaño de las partículas en los aeropuertos, Ámsterdam quiere utilizar niebla ionizada, es decir, niebla con carga eléctrica. De forma similar a un globo que se carga por fricción y luego atrae el pelo, se supone que la niebla también atraerá el polvo ultrafino.

Pero, además de estas soluciones innovadoras, también podría ayudar una regulación más estricta de los aviones. Según la Agencia Federal de Medio Ambiente, por ejemplo, reducir la cantidad de azufre contenida en la parafina permitiría reducir considerablemente las partículas.  Remolcar los aviones en tierra con máquinas de propulsión eléctrica también podría mejorar la calidad del aire. Así, en lugar de capturar las partículas del aire, se podría conseguir que no se crearan en primer lugar.

Sin embargo, los políticos siguen siendo en su mayoría reacios a regular el transporte internacional porque los aeropuertos dependen del negocio internacional. Así que, en lugar de introducir también normas de emisión para los aviones o establecer algún tipo de zona medioambiental en los aeropuertos, se supone que la nueva tecnología de niebla ionizada pone remedio.

Al fin y al cabo, si el proyecto tiene éxito, los trabajadores de los aeropuertos pronto podrían estar mejor protegidos.  Y el concepto podría contribuir potencialmente a reducir las emisiones del tráfico en las zonas urbanas y en las intersecciones más concurridas para proteger a más personas.