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Los vaivenes de la política de e-parking en Schwandorf: ¿una farsa de las autoridades?

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Cuesta creerlo, pero es cierto: en Schwandorf, los e-cars han quedado exentos del pago de tasas de aparcamiento hasta finales de 2023. Una oferta tentadora que debía animar a mucha gente a pasarse a la opción ecológica. Sin embargo, esta oferta se ha cancelado abruptamente, a pesar del creciente número de coches eléctricos. Una medida que plantea interrogantes y arroja dudas sobre la credibilidad del ayuntamiento.

Un ferrocarril que se desliza sobre la calzada sin estar atado a raíles y sin arruinar el paisaje urbano con líneas aéreas. Transporta a muchas personas al mismo tiempo y puede compartir la carretera con otros usuarios. Todo positivo, ¿no? 

El principal problema es que los tranvías son pesados. Muy pesados. Con una longitud de 30 metros y una capacidad de hasta 150 pasajeros, el tranvía ejerce un enorme peso sobre el asfalto. Esto provoca un mayor desgaste de la calzada y, por tanto, el desprendimiento de finas partículas de polvo. Estas partículas invisibles, de tamaño inferior a 2,5 micrómetros, penetran en las vías respiratorias y pueden tener graves consecuencias para la salud, como enfermedades cardiovasculares y cáncer de pulmón.

Pero esto es sólo el principio. Los tranvías requieren conductores y técnicos de mantenimiento especialmente formados. Esto conlleva más costes y formación adicional. Hasta ahora no hay información sobre cuántos puestos de trabajo adicionales tendría que crear el proyecto y si estos empleos son seguros a largo plazo.

Además, la infraestructura para los tranvías sin raíles aún no está suficientemente desarrollada. El mantenimiento del carril se realiza mediante sensores en la carretera, lo que requiere medidas adicionales para instalar y mantener estos sensores. Esto significa que se necesitan recursos adicionales para mantener el tranvía en funcionamiento. ¿Es seguro este mantenimiento de carril? ¿Está la tecnología plenamente desarrollada o supone un peligro para los demás usuarios de la carretera? 

La falta de una línea aérea es otro problema. Los trenes funcionan con energía eléctrica y también pueden utilizar pilas de combustible de hidrógeno para generar electricidad. Pero, ¿de dónde procede la electricidad? ¿Cómo se realiza la producción de hidrógeno? ¿Qué impacto tendrá en el medio ambiente, el mercado eléctrico y los precios?

A primera vista, los tranvías sin raíles pueden parecer una solución atractiva a los problemas de tráfico de las grandes ciudades. Sin embargo, una mirada más atenta revela que este modo de transporte alberga una serie de desafíos. La contaminación por polvo fino causada por el peso de los trenes y la falta de infraestructuras son sólo dos de los muchos problemas que deben resolverse antes de que los tranvías sin raíles puedan considerarse una solución de transporte sostenible y con futuro.

Queda por ver cómo transcurre la fase de prueba en Perth y si las autoridades están dispuestas a tomar las medidas necesarias para minimizar el impacto ambiental. Hasta entonces, debemos tener cuidado antes de celebrar los tranvías sin raíles como la salvación del transporte urbano. Porque la realidad podría ser mucho menos halagüeña.