En Estados Unidos se ha investigado la cantidad de gas que sale de una cocina de gas cuando no está encendida y lo perjudiciales que son las emisiones para el clima. En las cocinas pequeñas, los valores límite recomendados pueden superarse en pocos minutos.
En más de un tercio de los hogares estadounidenses, es decir, más de 40 millones, se utiliza una cocina de gas para cocinar. Estudios realizados en EE.UU. han revelado cuánto gas se escapa de hornos y cocinas. Cuando están apagados, se escapan más de tres cuartas partes de las emisiones de metano. Sin embargo, no sólo se producía metano, sino también óxidos de nitrógeno. Esto suele deberse a que las tuberías suelen estar deterioradas y los accesorios no están actualizados.
Por supuesto, las condiciones no pueden trasladarse de uno a uno a Europa. En este país hay muchas menos cocinas de gas. En Alemania, sólo el 7% de las cocinas funcionan con gas. Además, en un país con una infraestructura intacta, entre los que se encuentra Alemania, es menos probable que se escape gas que por tuberías en mal estado. En Alemania, el metano se produce principalmente en la agricultura, sobre todo en las granjas industriales. También se libera mucho metano en las depuradoras de aguas residuales y los vertederos.
El metano es 25 veces más potente que el dióxido de carbono y, por tanto, mucho más nocivo para el ser humano y el medio ambiente. Calculado a lo largo de 20 años, el metano es 86 veces más nocivo que el CO2 y es responsable de alrededor del 25% del calentamiento global. Si las emisiones de metano se redujeran un 45%, la temperatura media podría disminuir 0,3 grados centígrados de aquí a 2030. En un año, todas las estufas de gas de Estados Unidos juntas tienen el mismo efecto sobre el clima que unos 500.000 coches.
La investigación deja claro que no sólo es necesaria la introducción de prohibiciones de circulación y zonas ecológicas en las ciudades para reducir la nociva contaminación atmosférica, sino también la modernización de las estructuras existentes.