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La Zona de Bajas Emisiones de Glasgow muestra sus primeros éxitos

Green-Zones News

El largamente debatido endurecimiento de la normativa sobre zonas medioambientales en el centro de la ciudad ya había dado lugar a una mejora de la calidad del aire pocos días después de su entrada en vigor. La concentración de dióxido de nitrógeno en el punto de medición de la concurrida Hope Street se ha reducido en un 27%. ¿Combatirá eficazmente la normativa ecológica -a pesar de las críticas- la contaminación atmosférica en Glasgow?

Desde el principio, el plan de la ciudad de Glasgow para endurecer su norma sobre la Zona de Bajas Emisiones ha sido muy criticado. Incluso antes de que entrara en vigor la nueva normativa, ciudadanos y políticos ya pedían una eventual derogación de la Zona de Bajas Emisiones (LEZ). Temían que la nueva zona no aportara ningún beneficio tangible. Al contrario, podría empeorar la calidad del aire en Glasgow, ya que la LEZ no reduciría las emisiones, sino que las trasladaría junto con el tráfico a otras partes de la ciudad. Sin embargo, los resultados iniciales comunicados por el departamento de metrología de la ciudad no mienten. La Zona de Bajas Emisiones reforzada puede tener efectos positivos, empezando ahora mismo. 

En Hope Street -una de las calles más contaminadas de Escocia- las concentraciones de dióxido de nitrógeno en este medidor han estado regularmente por encima del límite durante los tres últimos años. Ahora, los datos de las primeras 24 horas muestran que los niveles de dióxido de nitrógeno en Hope Street se han reducido en más de un tercio gracias a las medidas impuestas por el ayuntamiento. En particular, se han reducido las emisiones contaminantes procedentes del tráfico de cercanías por la mañana. Con una concentración medida de 35,1 μg/m3, los niveles de dióxido de nitrógeno vuelven así a situarse por debajo del límite diario de 40 μg/m3 fijado por el gobierno británico poco después de la introducción, lo que supone una reducción del 27%. Sin embargo, los niveles de contaminación siguen siendo demasiado altos, sobre todo si se comparan con la directriz sanitaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según ésta, no debe superarse un valor umbral medio de dióxido de nitrógeno de un máximo de 25 μg/m3.  

La zona medioambiental reforzada, que abarca la mayor parte del centro de la ciudad, entró en vigor el pasado jueves, ampliando de facto la prohibición de circular relacionada con las emisiones a todos los vehículos de combustión. Sin embargo, los propietarios de vehículos diésel fabricados antes de 2014 se vieron especialmente afectados, ya que, al carecer del filtro que impide la emisión de contaminantes en los modelos más recientes, liberan las partículas más perjudiciales para el clima, por lo que se les prohibió circular por la zona. En última instancia, la ciudad no quiere conseguir con la medida otra cosa que "hacer más limpio y respirable el aire todavía contaminante de la zona urbana".  

Aún pasará "algún tiempo" -explica un portavoz de la administración municipal de Glasgow- "hasta que se hagan visibles los beneficios de la Zona de Bajas Emisiones sobre los valores medios anuales a largo plazo de las concentraciones de contaminantes". Pero los resultados de los primeros días son una sorpresa positiva que podría convencer poco a poco a muchos escépticos de la zona de bajas emisiones. La ciudad seguirá vigilando la situación y comprobando si la tendencia emergente se mantiene.  

Tampoco hay que olvidar todas las Zonas de Bajas Emisiones ya activas en Escocia, así como en el resto de Europa. Como siempre, toda la información está disponible en nuestro sitio web y en la app Green Zones.