Un estudio demuestra que el coche no pierde su posición como medio de transporte favorito. La compra de un coche eléctrico es concebible, pero el ferrocarril y el transporte público siguen careciendo de atractivo.
El giro ideal del Gobierno del semáforo en materia de tráfico está claro: más coches eléctricos, ampliación de autobuses y trenes y dar prioridad a la bicicleta en las ciudades. Sin embargo, un estudio sobre movilidad realizado por TÜV muestra que no todos los alemanes están dispuestos a secundarlo. La mayoría son reacios a cambiar sus hábitos.
Uno de cada cuatro alemanes podría imaginar la próxima compra de un coche eléctrico. Sin embargo, más de la mitad de los encuestados seguiría con su familiar -y a la vez contaminante- motor de combustión. "A pesar del auge actual de las ventas de vehículos eléctricos, todavía hay muchas reservas sobre la electromovilidad entre la población", afirma el Dr. Joachim Bühler, Director General de la Asociación TÜV.
Según la encuesta, hay varios factores que hablan en contra de la compra de un vehículo eléctrico. En primer lugar está la escasa autonomía (49%), seguida de los elevados costes de compra (46%) y la insuficiente infraestructura de recarga (44%). Además, el 42% de los encuestados expresa sus dudas sobre el respeto real del medio ambiente por parte de los vehículos eléctricos. Aunque los expertos aún no se han puesto de acuerdo sobre este tema, no cabe duda de que son una opción más limpia para el transporte de personas y mercancías en comparación con los vehículos propulsados por gasolina o gasóleo. Es cierto que podrían suponer una diferencia real para el medio ambiente, pero sólo si todas las fases que requieren electricidad se realizan con fuentes de energía renovables en lugar de combustibles fósiles. Según TÜV, las elevadas cifras de ventas actuales podrían ser una tendencia efímera si no se lleva a cabo una e-oferta más específica consistente en mejoras de las infraestructuras, precios de venta aceptables y campañas de concienciación.
Sin embargo, los ciudadanos encuestados por TÜV no sólo están a favor de mejores condiciones para los coches eléctricos, sino también de cambios, expansión y optimización de otros tipos de movilidad. El 80% de los encuestados pide que se acelere el desarrollo del transporte público local y el 82% incluso desea que el transporte público sea gratuito. La ampliación y mejora de la infraestructura para bicicletas también fue vista favorablemente por el 70% de los encuestados, al igual que el apoyo financiero para la compra de bicicletas de carga y e-bikes (49%).
Por otro lado, el debate sobre la posible introducción de un límite de velocidad de 130 km/h en las autopistas alemanas sigue siendo controvertido. Aunque la mayoría de los 1.000 encuestados mayores de 16 años está a favor (56%), los resultados cambian cuando sólo se encuesta a los conductores de automóviles. Sin embargo, el 49% de los encuestados ya se imagina un endurecimiento de los límites de emisiones de gases de escape. En cambio, los peajes urbanos y las zonas de emisiones cero son rechazados por más de la mayoría (55%).
El estudio también muestra cómo establecen los ciudadanos alemanes sus prioridades en materia de transporte.
Cuando se trata de su propia movilidad, la flexibilidad, la rapidez y la fiabilidad ocupan los tres primeros puestos. Les siguen la seguridad, el coste, el desplazamiento y la comodidad. No es sorprendente que la protección del medio ambiente ocupe el último lugar. Precisamente por estas razones, el "transporte individual en coche, bicicleta o moto" sigue ganando importancia, explica Bühler. En cambio, los autobuses y trenes rara vez se consideran la primera opción para los alemanes.
No será fácil convencer a la mayoría de la población de que se sume a los esfuerzos por una movilidad más ecológica. Los viajes en coche privado siguen siendo demasiado importantes para los alemanes.