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La batalla tecnológica contra el CO2 y el cambio climático

Green-Zones News

El cambio climático es uno de los retos más acuciantes de nuestro tiempo. Con temperaturas récord y emisiones de CO2 en 2023, el objetivo climático de 1,5 grados parece alejarse cada vez más. En esta situación, la tecnología de captura y almacenamiento de carbono (CAC) cobra cada vez más protagonismo. Se trata de una tecnología para capturar y almacenar CO2 bajo tierra, que durante mucho tiempo fue una opción más bien teórica, pero que ahora está cobrando cada vez más importancia debido a la presión para actuar con el fin de salvar el clima.

El Partido Verde, que durante mucho tiempo ha adoptado una postura crítica hacia la CAC, muestra ahora un replanteamiento. Considera esta tecnología un instrumento importante para hacer frente a las emisiones residuales inevitables en determinadas industrias según el estado actual de la técnica. Sin embargo, la CAC sólo debería utilizarse en condiciones estrictas y para determinados sectores. El político verde y Ministro de Economía y Protección del Clima, Robert Habeck, ya ha cerrado un acuerdo con Noruega a principios de 2023. Tienen varios años de experiencia con la inyección de CO2. Su modelo de negocio también contempla el almacenamiento de CO2 procedente de otros países.  

A pesar de la reevaluación positiva de la CAC, el tema sigue siendo políticamente controvertido. Los críticos y las organizaciones ecologistas temen que el CO2 pueda escapar de los almacenes subterráneos y dañar el medio marino. También se cuestiona la seguridad del almacenamiento en antiguos pozos de gas bajo el Mar del Norte. 

Esto plantea la cuestión de las alternativas. Se conocen varios métodos, desde la reforestación y la meteorización acelerada de las rocas hasta la fertilización con hierro en el mar. Ninguno de estos métodos por sí solo puede frenar el cambio climático y cada uno tiene su precio y sus riesgos. 

Otra opción es la tecnología de Captura y Almacenamiento Directo de Carbono en el Aire (DACCS), en la que enormes extractores de CO2 simplemente extraen el dióxido de carbono del aire. Sin embargo, la DACCS es muy compleja y cara y requiere mucha energía, que debe generarse de forma totalmente neutra para el clima. 

BECCS (bioenergía con captura y almacenamiento de carbono) es otra opción en la que la energía se genera quemando material vegetal o estiércol y el CO2 liberado en el proceso puede capturarse y almacenarse inmediatamente. 

A pesar de los diferentes enfoques y de los retos asociados, los investigadores coinciden en que es necesario buscar tantos enfoques como sea posible para la eliminación del dióxido de carbono y desarrollarlos paralelamente. No debemos esperar a que en algún momento se invente el arma técnica milagrosa que nos permita frenar las emisiones de CO2. 

La tecnología CAC y otros métodos de eliminación de CO2 pueden ser una pieza correcta e importante en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, no son una licencia para seguir emitiendo CO2, sino que deben formar parte de una estrategia global de protección del clima. Es importante que sigamos buscando formas de reducir nuestras emisiones de CO2 sin dejar de desarrollar e implantar tecnologías de captura de carbono.