El Ministerio de Hacienda quiere empezar a tapar el agujero financiero, al menos en parte. Sin embargo, la cuestión de si los nuevos ingresos fiscales serán suficientes para frenar la inminente regresión sigue siendo muy controvertida entre los políticos británicos.
Más de un millón de coches eléctricos circulan ya por las carreteras británicas y el 15% de los vehículos nuevos que se vendan este año llevarán un motor eléctrico de batería. Sin duda son buenas noticias para un transporte más ecológico en el Reino Unido, pero no para las arcas públicas. Esto se debe a que, a diferencia de los propietarios de vehículos de gasolina o diésel, los conductores de coches eléctricos no pagan impuestos, lo que reduce significativamente los ingresos públicos año tras año.
Sin embargo, el Tesoro británico quiere equilibrar las cuentas y para ello planea reformas fiscales en el sector del automóvil. Actualmente se habla de la futura introducción del primer impuesto de circulación obligatorio para los vehículos eléctricos en el Reino Unido. El año pasado, el ministro del Tesoro, Jeremy Hunt, ya señaló que el Estado necesitaría "nuevas fuentes de ingresos" como parte del cambio a la movilidad eléctrica. Ahora que el número de vehículos gravados está disminuyendo considerablemente, ha llegado el momento de tomarse en serio la propuesta, explica Hunt. Porque, con el auge de la movilidad eléctrica, ya no se puede dar por sentado que el impuesto sobre los carburantes y el impuesto de circulación sigan aportando a Hacienda unos 35.000 millones de libras al año. Según los cálculos del Ministerio, cabe esperar una reducción de unos 2.100 millones de libras para el ejercicio fiscal 2026-27, es decir, unos 2.400 millones de euros.
Una reducción monetaria que supondría un duro golpe para la economía de cualquier Estado, especialmente en un momento de recesión provocado por la crisis energética. Esto representa un riesgo aún mayor para el Reino Unido, sacudido actualmente por una grave inestabilidad política. ¿Lograrán los nuevos ingresos fiscales reactivar la economía británica? Según los críticos, el cambio impositivo supondrá una diferencia demasiado pequeña. Según un antiguo ministro conservador del gabinete Tory, el Ministro de Hacienda quiere "tapar un agujero mientras todavía lo está cavando". Sin embargo, probablemente teme que una mayor carga fiscal para los ciudadanos no haga sino empeorar una situación ya de por sí tensa. También hay que aclarar el calendario de la posible introducción de la nueva obligación fiscal para los vehículos eléctricos. Según las previsiones, la entrada en vigor de este impuesto sobre los vehículos eléctricos sólo es concebible a partir de 2025 o 2026.
En Noruega, en cambio, el Gobierno ya ha anunciado que la exención del IVA para los coches eléctricos se suprimirá el 1 de enero de 2023. ¿Seguirán otros países -por ejemplo en Europa, donde la electromovilidad está en el centro de la transición del transporte- el ejemplo de estos dos países y gravarán los coches eléctricos? En Alemania, por ejemplo, los coches eléctricos están exentos de impuestos hasta finales de 2030. Si las exenciones fiscales para los propietarios de coches eléctricos se prorrogarán después de esa fecha sigue siendo una incógnita, al igual que los planes del Reino Unido. Tampoco está claro si el auge del coche eléctrico se detendrá por la cancelación de las subvenciones o si, de todos modos, es imparable debido a la prohibición de los motores de combustión, las zonas de emisiones cero previstas y Euro7.