Una vez más, Francia tiene que pagar una cuantiosa multa por su inadecuada respuesta a los alarmantes niveles de contaminación atmosférica: una suma récord de 20 millones de euros, con la esperanza de que esto impulse finalmente al Estado a tomar medidas.
En 2017, el máximo tribunal administrativo del país, el Consejo de Estado, ordenó al gobierno francés que tomara "todas las medidas necesarias" para reducir la concentración de contaminantes en el aire en 12 zonas. En 2021, le siguió una multa de 10 millones de euros, ya que se seguían superando los valores límite de dióxido de nitrógeno y partículas en un total de 6 zonas, a pesar de las numerosas advertencias del Consejo de Estado y del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Como la situación no ha mejorado lo suficiente a ojos de las autoridades, ahora se produce una segunda condena en el plazo de dos años, y esta vez la multa es aún mayor.
Hace unos días, el Consejo de Estado decidió que el Gobierno no había intervenido lo suficiente en los últimos años para luchar de forma proactiva contra la contaminación. Numerosas ciudades francesas -como París, Lyon y Marsella- sufren el problema de la contaminación atmosférica, que tiene efectos negativos demostrables en la salud de los ciudadanos. En consecuencia, Francia debe una multa récord de 20 millones de euros. Una suma que no debe percibirse simplemente como una multa vacía, ya que está destinada a apoyar iniciativas de protección del medio ambiente. Como en años anteriores, el dinero se destinará a organizaciones públicas que trabajan contra la contaminación atmosférica y medioambiental.
Las medidas introducidas por el Gobierno hasta la fecha no han tenido un impacto suficientemente decisivo, sobre todo a corto plazo. Entre ellas figuran, por ejemplo, el establecimiento de zonas de bajas emisiones en zonas urbanas, así como subvenciones a la compra de vehículos eléctricos. "No garantizan que la calidad del aire mejore en el plazo más breve posible", argumenta el Tribunal Administrativo. Sin embargo, esto no significa que tales medidas deban suprimirse por completo, sino que también deben incluirse adiciones y la aplicación de nuevas iniciativas de reducción de emisiones. También hay que impulsar más rápidamente el endurecimiento y la introducción de zonas de bajas emisiones. También es importante iniciar y promover cambios en el comportamiento de movilidad de los ciudadanos, empezando por el uso diario del coche privado, por ejemplo, para reducir así el balance de emisiones del sector del transporte.
La situación de la contaminación atmosférica en Francia no mejorará en los próximos años si no se adoptan medidas más estrictas. Esto se debe principalmente a las condiciones meteorológicas locales - influidas, entre otras cosas, por el calentamiento global en curso - que seguirán provocando una considerable formación de contaminantes. Si el Gobierno francés permanece inactivo o no introduce medidas suficientes ni supervisa su aplicación, no se pueden descartar nuevas sanciones el año que viene. Una pérdida financiera considerable para las arcas del Estado, pero a ojos del Consejo de Estado necesaria para que Francia se arremangue por fin en la lucha contra la contaminación atmosférica y evite 40.000 muertes al año.