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El modelo sin coches fracasa: Hannover vuelve a los coches puros

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En realidad, el alcalde verde quería crear un verdadero milagro de la política de transportes. "Sin coches" significaba "ningún coche de más" en la ciudad. Quería reducir los carriles, suprimir prácticamente las plazas de aparcamiento en el centro de la ciudad y centrarse en los desplazamientos a pie y en bicicleta. Ahora, el SPD ha tirado de la cuerda y ha cancelado la coalición con los Verdes. Quieren centrarse en un "bajo uso del coche". Esto parece más bien una paráfrasis de "continuar con el statu quo".

La coalición rojiverde de Hannover ha fracasado. El alcalde verde Belit Onay pretendía que el centro de Hannover estuviera libre de coches a partir de 2020. Quería suprimir los aparcamientos y los semáforos para facilitar los desplazamientos a pie y en bicicleta. Sin embargo, su socio de coalición, el SPD, se mostró crítico con este plan. Preferían un centro de la ciudad "con pocos coches" y no sin coches, y se quejaron de que se les había informado demasiado tarde de los planes de los Verdes. Como resultado, el SPD tiró de la cuerda y canceló la coalición.

Este fracaso pone de manifiesto las dificultades en el camino hacia una política de transportes respetuosa con el medio ambiente. La introducción de zonas ecológicas y de emisiones cero es un paso importante para reducir las emisiones de CO2 en las ciudades y mejorar la calidad del aire. Estas medidas no sólo son necesarias desde el punto de vista medioambiental, sino también desde la perspectiva de la salud. La contaminación atmosférica es una grave amenaza para la salud de los habitantes de las ciudades.

La petición de centros urbanos sin coches es un objetivo ambicioso, pero que se topa con una resistencia considerable. Iniciativas similares han fracasado no sólo en Hannover, sino también en otras ciudades como Berlín. Suele faltar el apoyo político necesario y un amplio consenso social.

En tiempos de cambio climático, sin embargo, necesitamos replantearnos urgentemente nuestra movilidad. Debemos reducir nuestra dependencia del automóvil para reducir nuestras emisiones de CO2 y cambiar nuestra forma de pensar ahora para proteger a las generaciones futuras. La atención no debe centrarse únicamente en el transporte privado, sino también en el transporte público y en las infraestructuras para peatones y ciclistas.

Es lamentable que los políticos sean a menudo lentos a la hora de responder a estos retos. El fin de la coalición rojiverde en Hannover demuestra que falta valor y determinación para impulsar los cambios necesarios. Está claro que el cambio no puede producirse de la noche a la mañana. Pero sin una visión clara y la voluntad política de llevarla a cabo, no podremos dar los pasos necesarios para combatir el cambio climático. La valentía de los políticos también incluye la comunicación con la población para poner de relieve las oportunidades y provocar un cambio de mentalidad en la Alemania automovilista. 

Otros países europeos han demostrado una y otra vez que las decisiones difíciles pueden salir adelante sin consenso. Así ocurrió, por ejemplo, con la introducción del peaje en Estocolmo o la construcción de las supermanzanas en Barcelona. Está claro que muchos alemanes no pueden imaginar sus ciudades sin coches. No reconocen las ventajas de unas calles verdes, tranquilas y seguras si no las han experimentado. Y temen perder su libertad por culpa de las restricciones del tráfico rodado. 

Pero lo cierto es que así no llegaremos a ninguna parte. Necesitamos decisiones que den por fin un giro. Es hora de que los políticos se tomen en serio la revolución del transporte y tomen decisiones audaces para hacer nuestras ciudades más habitables y saludables. El fin de la coalición en Hannover debería ser una llamada de atención para que los políticos tomen por fin medidas decisivas en favor de la protección del clima y la movilidad sostenible.