A pesar de los altos precios del gasóleo, estos vehículos siguen siendo enormemente populares. Aunque el mercado de coches nuevos está cambiando radicalmente y cada vez ofrece menos vehículos diésel, siguen en auge en el mercado de coches usados. Ni siquiera las prohibiciones de circulación que ya se han anunciado parecen ser un elemento disuasorio. Quizá sólo las prohibiciones y las multas elevadas logren un cambio real en la actitud de los consumidores.
Las prohibiciones de circulación para vehículos diésel se están ampliando masivamente en Europa. En muchos lugares, ahora sólo se permiten vehículos con la norma Euro 6. Por ejemplo, en muchas zonas de bajas emisiones de Gran Bretaña, en todas las zonas de Dinamarca y, por ejemplo, también en Tirol, en Austria, donde la zona de bajas emisiones cubre el eje principal de tráfico entre Alemania e Italia. Los Países Bajos ya han anunciado planes concretos de zonas de emisiones cero (ZEZ), es decir, zonas en las que no se permite la entrada de vehículos de combustión interna en absoluto, y otros países también coquetean con la introducción de ZEZ.
Así que las cosas se ponen cada vez más difíciles para el sucio motor diésel. Los consumidores no parecen preocuparse por ello. Ni siquiera los precios actualmente disparados en los surtidores parecen impedir que la gente siga comprando vehículos diésel usados. En el Reino Unido, el precio de los vehículos diésel ha vuelto a subir en los últimos 12 meses. Los consumidores gastan hasta un 13% más que hace un año en un diésel usado. También en Alemania se sigue gastando mucho dinero en vehículos diésel. En mayo de 2022, un VW Golf TDI costaba unos 20.000 euros y, por tanto, su precio era comparable al de un Golf 8 nuevo de gasolina.
El aferramiento al diésel demuestra que el cambio a los combustibles alternativos y a la movilidad ecológica es difícil de conseguir de forma voluntaria. Aunque la cuota de coches híbridos y eléctricos sigue aumentando, la gente no parece capaz de alejarse del motor de combustión, especialmente del diésel.
Así que sólo nuevas prohibiciones de circulación, la introducción de zonas medioambientales y fuertes multas ayudarán a garantizar una buena calidad del aire en las ciudades.