Las dos superpotencias siguen adelante con esfuerzos innovadores y logran resultados futuristas. La normalización de los vehículos autónomos en las ciudades chinas y estadounidenses podría no estar tan lejos.
En cada vez más metrópolis chinas, como Pekín, Shanghái y Wuhan, los gigantes de la industria automovilística y tecnológica invierten en proyectos de conducción autónoma y sacan a las carreteras cada vez más vehículos autodirigidos. Sin embargo, nunca fueron realmente vehículos sin conductor. Siempre había un conductor de seguridad a bordo que podía retomar el control del vehículo en caso necesario. Desde el punto de vista legal, el uso de este tipo de vehículos sólo estaba permitido en casos particulares y con autorización especial.
Ahora, sin embargo, la metrópoli de Shenzhen, también conocida como el "Silicon Valley chino", ha dado un paso más. El 1 de agosto entró en vigor un nuevo paquete de leyes que establece el marco jurídico de los coches totalmente autónomos. Según la nueva ley, los vehículos autónomos pueden circular totalmente sin pasajero humano, pero sólo en las zonas designadas por la ciudad. También se ha regulado la cuestión, hasta ahora difícil de responder, de la responsabilidad en caso de accidente. Si se produce un accidente con un conductor a bordo, éste será responsable de cualquier infracción de las normas de tráfico. En el caso de la conducción totalmente autónoma, el responsable es el propietario u operador.
Todo ello es posible gracias a tecnologías innovadoras en el campo de la sensórica -sobre todo mediante la llamada detección del entorno LiDAR- y la geolocalización. A menudo se utilizan para permitir una conducción autónoma más precisa y fiable. No sólo en China, sino también al otro lado del Pacífico. También en Estados Unidos están ganando terreno cada vez más proyectos para el desarrollo de coches autónomos.
Aquí, es la empresa estadounidense General Motors en particular la que está haciendo grandes progresos en el mundo de la conducción autónoma. En 2020, el fabricante de automóviles puso en circulación por primera vez un prototipo de su sistema de asistencia "Super Cruise", que sólo funciona en las autopistas de EE.UU. y Canadá homologadas por la compañía y con determinados modelos de vehículos. Estas restricciones siguen vigentes, pero GM quiere ahora ampliar la "red de carreteras Super Cruise" y permitir la conducción autónoma de varios modelos de coches a partir de 2023. Se añadirán al mapa unos 320.000 kilómetros de nuevas rutas "para que cada vez más clientes puedan experimentar esta comodidad", afirma Mario Maiorana, ingeniero jefe de GM para Super Cruise. A diferencia de Shenzhen, aquí el conductor seguirá teniendo que sentarse al volante.
China y Estados Unidos, sin embargo, parecen apostar fuerte por la tecnología avanzada de asistencia al conductor. En el continente europeo, sin embargo, sólo se han afianzado pequeños proyectos. No sólo por los diferentes niveles de las tecnologías disponibles y las normativas de protección de datos, sino también por los retos estructurales topográficos, que a menudo no favorecen la fácil construcción de redes de carreteras más nuevas y seguras para la conducción autónoma. Todavía podría pasar algún tiempo en Europa antes de que los vehículos sin conductor dejen de sonar como algo sacado de una novela del futuro.