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¿Coches fabricados con redes de pesca?

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Además de sus actuales planes de electromovilidad, BMW quiere optimizar la huella medioambiental de la producción de sus coches desde la fase de construcción. El primer paso: convertir viejas redes de pesca en materiales ecológicos para la tapicería de los interiores de los coches.

Con una cuota prevista de coches eléctricos de sólo el 50% para 2030, BMW es -a diferencia de otros fabricantes de automóviles- bastante cauto en lo que respecta a la electromovilidad. Aunque el fabricante muniqués se impondrá en el mercado automovilístico con su propia serie de modelos eléctricos, ésta no es la única estrategia del Grupo BMW para reducir su huella de CO2. 

No sólo hay que adaptar la tecnología de propulsión a los requisitos de sostenibilidad actuales y futuros. Los ingenieros de BMW también quieren prestar atención a cuestiones como el reciclaje y la compatibilidad medioambiental del resto de componentes. Para ello, la empresa bávara coopera con la compañía danesa PLASTIX y planea utilizar redes de pesca recicladas para la producción parcial de textiles para el interior y el exterior de los automóviles BMW. 

Según BMW, este material de revestimiento -que consiste en granulado de plástico procesado- debería tener un efecto doblemente positivo para el medio ambiente. Por un lado, los dos socios del proyecto recogerán en los puertos las redes de pesca que ya no se necesiten para la producción textil, protegiendo así el ecosistema marino de las redes desechadas en el mar. Por otro, podrán trabajar de forma más respetuosa con el medio ambiente en la producción de componentes para automóviles.  

Sin embargo, el innovador proceso aún no es perfecto. Esto se debe a que la proporción de granulado reciclado se limita actualmente a un máximo del treinta por ciento. No obstante, esto supone una mejora considerable, ya que el denominado proceso de moldeo por inyección, que permite fabricar más piezas, ya reduce la huella de CO2 en aproximadamente una cuarta parte. Un ahorro del 25% de CO2, que a fin de cuentas no es un mal resultado, acerca a BMW un paso más a su propio objetivo, a saber, aumentar la proporción de termoplásticos utilizados al cuarenta por ciento para 2030. 

Sin embargo, esto no significa que el fabricante de automóviles deba perder completamente de vista los vehículos eléctricos. Porque, le guste o no a la marca, las futuras prohibiciones de venta y circulación de los motores de combustión -por ejemplo, a partir de 2035 en Europa o California- son inminentes para todos los fabricantes de automóviles. ¿No debería entonces BMW invertir más en tecnologías de propulsión alternativas para estar a la altura de los tiempos? No obstante, BMW ha tenido la visión de futuro de no centrarse únicamente en el cambio de tipo de combustible -del motor de combustión a la electricidad- a la hora de cambiar a vehículos respetuosos con el medio ambiente, sino en que todo el vehículo y todos sus materiales sean climáticamente positivos.