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Coches de empresa para impulsar la e-movilidad

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La transición del transporte también puede encontrar su plataforma de lanzamiento en el entorno empresarial. Un grupo de empresarios reclama una serie de medidas de movilidad, como una reorganización de la fiscalidad de los coches de empresa.

En una carta abierta al Gobierno alemán, 13 empresas -entre ellas Ikea y Aldi Süd- piden que se ajuste el impuesto sobre los vehículos de empresa. Ésta es sólo una de las medidas que reclaman y que, en su opinión, acelerarán la movilidad eléctrica en Alemania. En la carta dirigida a los ministros federales, las empresas declaran su apoyo a los ambiciosos objetivos de política climática del Gobierno y su voluntad de contribuir activamente a alcanzarlos. Sólo así podrá Alemania no sólo completar el camino hacia la neutralidad climática y la independencia energética, sino también -como reza el título de la carta- "convertirse en el mercado líder de la electromovilidad".  

Las empresas escriben que el impulso de la electromovilidad es necesario ya en la primera mitad de la década de 2020. Después de todo, es indiscutible que alrededor de una quinta parte de las emisiones de Alemania proceden del sector del transporte y siguen aumentando. En sus esfuerzos por convencer a los políticos, las empresas también apelan a otros efectos positivos de la electrificación de la movilidad. Mejora de la calidad del aire, espíritu de innovación y creación de "empleos del futuro". A ojos de los cofirmantes, la electromovilidad ofrece todo esto.  

Sin embargo, deben incluirse medidas concretas de transporte en el programa inmediato de protección del clima para permitir un cambio completo a la movilidad sin emisiones. Las empresas reclaman nuevas opciones de amortización para los vehículos de empresa y exigen el fin de los incentivos a los híbridos enchufables y a los motores de combustión en el marco de la fiscalidad de los vehículos de empresa.  

Dos de cada tres coches nuevos en Alemania se matriculan como vehículos de empresa, para acabar en el mercado como coches usados pocos años después. Sólo por esta razón, es esencial una reorganización ecológica de la fiscalidad de los vehículos de empresa. Cuantas más matriculaciones de coches de empresa nuevos sean totalmente eléctricos, más ciudadanos particulares podrán permitirse un coche eléctrico usado. Esta demanda también podría verse apoyada por la ampliación de las super desgravaciones por depreciación de activos respetuosos con el clima establecidas en el acuerdo de coalición para incluir los coches de empresa.  

Las empresas también creen que una expansión de la infraestructura de recarga basada en las necesidades es fundamental para todas las ambiciones de la política climática y de transporte. En concreto, esto incluye un marco normativo adaptado y la aceleración de las autorizaciones necesarias para la red de recarga, así como la simplificación del sistema de subvenciones.  

También se pide al Gobierno Federal que haga más a favor de la prohibición de los motores de combustión y no ceda a la exención de los e-combustibles propuesta por el FDP. A partir de 2035 sólo deberían venderse coches nuevos propulsados por baterías eléctricas o hidrógeno. 

Junto con la otra medida, la reorganización de la fiscalidad de los coches de empresa podría contribuir de forma definitiva -según la carta abierta- a la transición del transporte y a la consecución de los objetivos climáticos. Más coches eléctricos en las carreteras significa, en última instancia, menores niveles de contaminantes y, por tanto, una mejor protección de la salud y el medio ambiente. Sin embargo, también habría ventajas a nivel individual.  Cualquiera que conduzca un coche eléctrico como vehículo de empresa disfrutará de todas las ventajas de la placa del carné electrónico. No sólo serán más respetuosos con el medio ambiente en sus desplazamientos, sino que también podrán conducir prácticamente en cualquier lugar, incluso en zonas de bajas emisiones.  

Sin embargo, si el flujo de tráfico en las zonas de bajas emisiones supera los límites de capacidad de la red de carreteras afectada o si entre los vehículos eléctricos se identifican coches con un mayor potencial contaminante, puede ser necesaria una normativa más estricta. Un nuevo plan normativo que no sólo regule las emisiones de CO2, sino que tenga más en cuenta todos los posibles contaminantes -como las partículas causadas por el desgaste de los neumáticos- podría ser la clave para una movilidad más ecológica.