Gracias a la conversión del sistema de riego a bombas alimentadas por energía solar, se trata de la primera autopista desértica de China con emisiones neutras de CO2. El proyecto podría servir de ejemplo para iniciativas similares en la lucha contra la desertificación. (Foto: Xinhua)
El aumento de la desertificación es un reto mundial. Sin embargo, con zonas desérticas que cubren más de dos millones de kilómetros cuadrados, China se ve especialmente afectada por el problema. Alrededor del 27,2% del país está cubierto por paisajes desérticos áridos. Para frenar el avance de los desiertos y limitar al mismo tiempo el impacto de la carretera en el medio ambiente, China trabaja desde hace años en la construcción de una autopista neutra en emisiones de CO2. Las obras ya han concluido. Según ha anunciado el Gobierno chino, la autopista del desierto de Tarim, en la región de Xinjiang, es oficialmente neutra en emisiones de CO2 desde junio.
La autopista, de 566 kilómetros de longitud, funciona desde 1995. Sin embargo, el mantenimiento de la carretera ha requerido numerosos cambios y mejoras. Para ello, en 2005 se creó un bosque protector de más de 400 kilómetros a ambos lados de la ruta. Esto debería proporcionar una protección más permanente contra el viento y las tormentas de arena y mejorar el entorno local. El gobierno local instaló más de 100 bombas de agua diésel para regar los matorrales.
Ahora, según la región, el uso de gasóleo para las estaciones de agua es cosa del pasado. En el marco del proyecto ejecutado por la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), el funcionamiento se ha pasado a la energía solar. 86 sistemas fotovoltaicos han sustituido a las bombas diésel convencionales y garantizarán el riego continuo de los arbustos. Según los medios de comunicación chinos, se espera que el cambio a la energía renovable ahorre 1.000 toneladas de gasóleo y 3.410 toneladas de dióxido de carbono al año. El logro de la neutralidad de carbono también se verá favorecido por el propio bosque protector, ya que la vegetación absorberá las emisiones de los vehículos que pasen.
China ya ha introducido medidas para limitar la desertización en otras partes del país. El Estado también informa de éxitos en el Kubuqi, el séptimo desierto más grande de China. En los últimos cinco años, la superficie de desertización ha disminuido unos 2.424 kilómetros cuadrados al año. Naturalmente, los informes sobre los resultados obtenidos también han atraído la atención internacional con el paso del tiempo. El modelo se ha aplicado no sólo en otras grandes zonas arenosas de China, sino también en Arabia Saudí, Mongolia y otros países que participan en la Iniciativa de la Ruta de la Seda.
A medida que continúe el cambio climático, cada vez más países tendrán que hacer frente a la desertificación y a las consecuencias de la sequía. Cada proyecto podría ser una prueba y un modelo importantes para desarrollar planes eficaces de lucha contra la desertificación. Podría surgir una colaboración transnacional para combatir el cambio climático y sus consecuencias de largo alcance. Sin embargo, no sólo el proyecto chino debe demostrar su éxito. China también debe estar dispuesta a compartir abiertamente datos y conocimientos técnicos con los países occidentales.