Los gases de escape de los motores no son la única fuente de contaminación ambiental y atmosférica en el transporte. Las emisiones no procedentes del escape, como el llamado desgaste de los frenos y los neumáticos, también son motivo de preocupación, y tienen a la Unión Europea y a la industria automovilística buscando soluciones más sostenibles. La norma de emisiones Euro7, prevista para 2025, regulará en breve las emisiones de partículas y microplásticos procedentes de los neumáticos, y garantizará que incluso los coches con motores limpios puedan mantener bajo control las emisiones contaminantes de neumáticos y frenos. Pero los planes de la UE suscitan duras críticas.