La senadora de Transportes Jarasch quiere introducir más zonas de 30 km/h en Berlín. Su objetivo declarado es evitar muertos y heridos en accidentes de tráfico. Una de las formas de conseguirlo es que los coches circulen más despacio. De este modo también se reduciría la contaminación acústica y atmosférica.
El martes, Jarasch decidió que Berlín se sumaría a la iniciativa nacional "Ciudades habitables a través de velocidades adecuadas", que hace campaña a favor de un límite de velocidad de 30 km/h. Más de 60 ciudades como Leipzig, Hannover, Düsseldorf y Wolfsburg ya apoyan la iniciativa. Pide una nueva regulación de competencias que permita al propio ayuntamiento decidir y justificar a qué partes de la ciudad se puede asignar un límite de velocidad de 30 km/h. Esto se debe a que las normas de tráfico son competencia federal y las ciudades no pueden limitarse a aprobar nuevas leyes o designar nuevas zonas de 30 km/h.
Sin embargo, Jarasch no sólo está a favor de un límite de velocidad de 30 km/h: Quiere menos coches en la carretera en general y que el transporte comercial se realice sobre todo por ferrocarril, agua y bicicletas de carga. Los transportes electrónicos también deberían formar parte de esto. Esto podría reducir o eliminar por completo el uso de camiones para el transporte.
Y es que la mayoría de los accidentes mortales se deben a que los camiones giran a la derecha sin sistema de asistencia y atropellan a las bicicletas, y no al exceso de velocidad. Sólo se conseguiría reducir el número de víctimas mortales si se obligara a equipar a los camiones con un asistente de giro. En Alemania, será obligatorio instalar un asistente de giro a partir del 1 de julio de 2022. Sin embargo, esto sólo se aplicará a los camiones largos de más de 18,75 metros. Y estos no podrán circular en Berlín.
De todos modos, para impulsar la transición hacia la movilidad se necesitan más carriles bici protegidos y más pasos de cebra. Además, los semáforos separados son un instrumento importante para evitar muertes en carretera. Con semáforos separados, las bicicletas y los vehículos motorizados obtienen una fase verde tras otra y, por tanto, ya no se estorban mutuamente.
Una gran ventaja de un límite de velocidad de 30 km/h es, sobre todo, la reducción de las emisiones contaminantes y la mejora de la calidad del aire para todos los usuarios de la carretera. A largo plazo, también pueden evitarse las prohibiciones de circulación.