Altos niveles de partículas, mala calidad del aire y duras medidas: Milán y otras ocho provincias de la región de Lombardía, en el norte de Italia, sufren actualmente una grave contaminación atmosférica. Ante la alarmante situación medioambiental, las autoridades han adoptado una serie de medidas restrictivas. Éstas afectan no sólo a los ciudadanos, sino también a los automovilistas.
Las medidas antiesmog de nivel 1 entran en vigor en nueve de las doce provincias de la región. Los días laborables (de 7.30 a 19.00 horas), se prohíbe circular en los municipios de más de 30.000 habitantes a los vehículos con clases de emisiones de hasta Euro 1 para la gasolina y de hasta Euro 4 para el gasóleo. Otras medidas son la prohibición de encender fuego al aire libre y la restricción del uso de determinados tipos de estufas de leña. Se está prestando especial atención a la reducción de las emisiones, por lo que se ha aconsejado a los milaneses que limiten las temperaturas interiores a 19 grados centígrados y reduzcan al mínimo el tiempo que pasan al aire libre.
La situación es grave: según un estudio de la empresa privada suiza de medio ambiente IQAir, la calidad del aire en Milán se clasificó temporalmente el domingo como la tercera peor del mundo, después de Dhaka y Chengdu. Estos alarmantes valores se ven confirmados por los datos de la autoridad medioambiental ARPA, que muestran que durante el fin de semana se superaron con creces los límites establecidos.
El valle del Po, donde se encuentra Milán, sufre tradicionalmente de smog en invierno. Esto se debe a la escasa circulación del aire, agravada por la situación geográfica de la región - rodeada de altas cadenas montañosas - y la alta densidad de tráfico y edificios residenciales con calefacción. La escasa actividad del viento y la falta de precipitaciones también contribuyen a este problema.
Pero Lombardía no es la única región afectada: También hay niebla densa e insalubre sobre Bolonia. La escasa visibilidad resultante ya ha provocado graves accidentes en la región. Un meteorólogo de la autoridad regional de medio ambiente Arpae advirtió: "No salgan a correr" e informó de "valores terribles de la calidad del aire".
A la espera de un inminente cambio del tiempo con lluvia y nieve, que podría limpiar el aire, los habitantes de Italia miran al futuro con ilusión. El viento podría llevarse las concentraciones de contaminantes sobre las ciudades. A largo plazo, sin embargo, es urgente reducir las emisiones para mejorar de forma sostenible la calidad del aire.
Los ciudadanos del norte de Italia, especialmente los habitantes de Milán y las provincias vecinas, se enfrentan a un reto de gran envergadura. Es de esperar que las medidas adoptadas surtan efecto, que el clima cambie y contribuya a mejorar la calidad del aire. En el futuro, las prohibiciones de circulación aún más estrictas y permanentes y las zonas medioambientales, como las que conocemos en Francia, por ejemplo, podrían ayudar.