La empresa estadounidense explota unas 1.800 estaciones de recarga en Alemania. Una investigación ha revelado ahora que infringen la ley de calibración. Sin embargo, las autoridades tienen las manos atadas.
La red de recarga alemana se amplía constantemente para fomentar la electromovilidad. El fabricante estadounidense de automóviles Tesla, con unos 1.800 puntos de recarga, desempeña un papel importante en este sentido y aumenta la disponibilidad. Ahora, los supercargadores han sido objeto de escrutinio después de que una investigación del proyecto de financiación "TIC para la electromovilidad" detectara irregularidades en la red de recarga.
El problema radica en la falta de calibración de las estaciones de recarga, lo que supone una clara violación de la ley alemana sobre calibración. Ésta establece que todas las estaciones de recarga de Alemania en las que la electricidad se facture por kilovatios hora deben disponer de un contador de electricidad preciso y calibrado, tanto en espacios públicos como en instalaciones de empresas y particulares. Al igual que en una parada de repostaje convencional con gasolina, en la estación de recarga electrónica también debe mostrarse la cantidad exacta de electricidad cargada. Sin embargo, según el informe de investigación, este no es el caso de los Supercargadores de Tesla. Los clientes ya no pueden confiar en que se les cobrará la cantidad correcta de electricidad.
Las autoridades alemanas son conscientes de que las estaciones de recarga de Tesla no están calibradas y, por tanto, son ilegales según la ley. Aunque Tesla incumple la legislación alemana, aparentemente no hay mucho que puedan hacer al respecto. "Tratamos las estaciones de recarga de Tesla de la misma forma que el resto de estaciones de recarga rápida: El funcionamiento contrario a la ley no se obstaculiza ni se sanciona", explica Thomas Weberpals, jefe de la Oficina Estatal de Pesos y Medidas de Baviera.
Si Alemania y los Estados federados aplicaran la ley actual -continúa Weberpals-, "miles de puntos de recarga tendrían que reequiparse o cerrarse inmediatamente". Sólo un proceso de reequipamiento de las estaciones de recarga eléctrica operadas por Tesla podría garantizar el cumplimiento legal para el Estado y, al mismo tiempo, asegurar precios y servicios justos para los clientes.
Sin embargo, la realización de una adaptación de este tipo requiere mucho tiempo y dinero. Aunque la Oficina Estatal de Metrología y Calibración de Berlín-Brandeburgo ya está trabajando en ello, el cambio de sistema aún podría llevar algún tiempo. Así lo ha confirmado también Katharina Boesche, jefa del grupo de especialistas en TIC para el acompañamiento de la investigación jurídica. En su opinión, "es probable que el proceso de adaptación de la infraestructura de recarga rápida continúe hasta finales de 2023".
Hasta entonces, seguirá sin estar claro cuánta electricidad recibirá la gente en los Supercargadores. Esta noticia causará incertidumbre entre los clientes, por un lado, y podría provocar un descenso de la confianza general y del interés por la e-movilidad, por otro. Una tendencia indeseable también por razones medioambientales. La ilegalidad de la red de recarga de Tesla podría dañar la imagen pública del sector del coche eléctrico, que debería desempeñar un papel protagonista en la descarbonización del transporte en Europa y, por tanto, en la consecución de los objetivos climáticos.