Múnich, Heidelberg, Bochum... estas ciudades alemanas han anunciado este mes sus planes para introducir nuevas medidas respetuosas con el medio ambiente. Con diferentes instrumentos, pero todas con el mismo objetivo de reducir el tráfico y la contaminación atmosférica asociada.
A lo largo de los años, 72 ciudades alemanas han establecido ya zonas de bajas emisiones en las que se regula el tráfico impidiendo la entrada de algunos vehículos considerados demasiado contaminantes. Sin embargo, incluso allí donde ya existen medidas de este tipo, a menudo se endurece la normativa o se añaden nuevas medidas para complementar el objetivo establecido de limitar la formación de contaminantes en el aire nocivos para el medio ambiente y la salud, empezando por el contaminante sector del transporte.
En Múnich, por ejemplo, funciona desde 2008 una zona medioambiental que lleva años trabajando para mantener bajo control los daños causados por las emisiones de los vehículos en la circunvalación del centro de la ciudad. Sin embargo, la alcaldesa de Múnich, Katrin Habenschaden (Verdes), y la responsable de Protección del Clima y el Medio Ambiente de la ciudad, Christine Kugler, han anunciado ahora que la zona se ampliará para incluir el propio Mittlerer Ring a partir de febrero de 2023. También se endurecerán las normas de acceso. A partir de entonces, no solo los vehículos diésel Euro 3, sino todos los vehículos con motores diésel de las clases de emisiones Euro 1 a 4 no podrán entrar en la zona de bajas emisiones. También es posible un mayor endurecimiento a partir de octubre de 2023. Sin embargo, esto depende de si los valores del aire han mejorado desde la introducción de la medida y en qué medida.
El nuevo catálogo de medidas es el resultado de un acuerdo con el Ökologischer Verkehrsclub Deutschland (VCD) y Deutsche Umwelthilfe (DUH), que habían llevado a la ciudad a los tribunales por superar durante años los valores límite. Por tanto, la decisión de las autoridades era necesaria para reducir la contaminación atmosférica a corto y medio plazo y, al mismo tiempo, evitar que el tribunal impusiera una prohibición directa y las multas correspondientes. No obstante, ya en la primera semana se expresaron opiniones contrarias, a pesar de que la ampliación y el endurecimiento de la zona medioambiental aportan sobre todo considerables beneficios a los ciudadanos y al medio ambiente.
Por un lado, Hanno Langfelder, experto en movilidad de "Ciudad Verde", lo ve con buenos ojos. A sus ojos, está claro que "la prohibición de circular con diésel es un hito necesario para una Múnich habitable y sostenible". Martin Hänsel, de la Asociación para la Conservación de la Naturaleza de Múnich, también aplaude expresamente la iniciativa, aunque cree que es necesaria una formulación aún más coherente de la prohibición, por ejemplo, prohibiendo Euro 5 en una primera fase y Euro 6 en una segunda.
Sin embargo, aunque algunos están más o menos a favor de la nueva normativa, los cambios y añadidos a la zona de bajas emisiones son percibidos de forma diferente por algunas asociaciones y partidos. La asociación empresarial del centro de la ciudad "City Partner" se muestra escéptica, sobre todo en lo que respecta a la aplicación de la prohibición del diésel. Opina que la delimitación de las clases Euro no es "nítida" y que la falta de etiquetado en los vehículos no permite verificar en la práctica la autorización de entrada: como ya ocurre en otras ciudades con prohibiciones de circulación de vehículos diésel, no existe un etiquetado claro con los nuevos distintivos ecológicos azules. Los grupos parlamentarios bávaros de la CSU, el FDP y Votantes Libres, en cambio, se oponen claramente a la prohibición prevista. El concejal de Múnich Jörg Hoffmann (FDP) pide en cambio que se desarrollen conceptos que puedan hacer más atractivo el transporte público local y que se impulse la construcción del túnel de la Landshuter Allee.
Las ciudades de Heidelberg y Bochum, por su parte, decidieron no introducir nuevas prohibiciones de circulación de vehículos diésel, sino crear barrios sin coches. En Heidelberg, el ayuntamiento decidió recientemente que no se permitiría la circulación de coches en el centro del animado barrio de Bahnstadt. Se prohíbe el tráfico rodado en la Lange Anger, entre Da-Vinci y Galileistraße, así como en Gadamerplatz y el paseo marítimo. El objetivo es crear un centro sin coches donde peatones y ciclistas puedan circular sin encontrarse con tráfico motorizado. Este proyecto pretende recuperar el espacio público para los ciudadanos y también repercutir positivamente en la calidad del aire al reducir las emisiones de los vehículos. También debería mejorar la seguridad vial.
Razones similares mueven también a Bochum, en Renania del Norte-Westfalia, donde a principios de este mes también se estableció una zona sin coches. Allí se ha prohibido la circulación de vehículos en toda la Hans-Böckler-Straße y la Viktoriastraße, así como desde el ayuntamiento hasta la Husemannplatz de Bochum. Sólo los proveedores, hasta las 11.00 horas, y los conductores de coches eléctricos, hasta las 12.30 horas, podrán seguir circulando por el centro de la ciudad. Además, como parte de sus planes para un barrio sin coches, la ciudad pide a los residentes que utilicen más los servicios de transporte público y también que confíen más en la movilidad en bicicleta.
En cualquier caso, es obvio que a muchas ciudades les interesa encontrar una solución a la todavía gravosa contaminación atmosférica. Las restricciones de tráfico basadas en las emisiones están cada vez más presentes en la agenda de muchas autoridades, aunque todavía se alzan muchas voces críticas al respecto. ¿Deben las ciudades estar dispuestas a transigir -pero ser claras en sus objetivos- a la hora de introducir nuevas medidas de protección del clima? Y, de este modo, hacer cumplir tales normativas sin causar amargura e insatisfacción entre los automovilistas y otras partes interesadas. Porque, al fin y al cabo, una cosa está clara para todos: ya se trate de una zona medioambiental, de la prohibición de circular con diésel o de una ciudad sin coches, el objetivo sigue siendo el mismo, y es proteger el medio ambiente y la salud de los ciudadanos.